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sábado, 18 de diciembre de 2010

EL PORTAL DE BELÉN

                              Una vez que el Serafín de Asís, San Francisco, fundador de la Orden franciscana, en el invierno de 1223, concretamente en Nochebuena, reprodujera su nacimiento viviente en la ermita de la ciudad italiana de Greccio, mientras le sorprendió la Navidad cuando predicaba recorriendo la campiña cercana a la pequeña población de Rieti, los cristianos desde entonces celebran el misterio de la Natividad con la contemplación plasmática en los templos, viviendas, entidades públicas, plazas, escaparates comerciales… Su popularidad fue tal que el Rey Carlos III ordenó extender la costumbre por todo el reino itálico y español. Se arraigó en el sentimiento que, hoy, se construyen con espíritu de devoción valiosas y verdaderas obras de arte, dignas de elogiar y visualizar durante un largo tiempo en las retinas ilusionadas por lo novedoso.