Amor y felicidad, se despierta
de un letargo invernal,
clama al cielo la venida
de un Dios terrenal.
en un pesebre,
pobre y radiante,
encarnado en María
Virgen, Reina y Señora
concebida sin pecado original.
Ángeles y querubines
acompañan a María
a celebrar el nacimiento
de su Hijo, el Mesías.
del cielo a la tierra prestos,
queriendo jugar con las luces del
día,
pero con ternura infantil sus pasos
llegaron
hasta los pies del Niño y de María,
que sus rostros resplandecientes
lucían
como un sol de mediodía.
Más de pronto señalando hacia lo alto
la Virgen nos susurró
unos versos de amor:
Duerme mi Dios, mi Señor…
Seguidme y veréis la maravilla
que a los hombres regaló el Creador,
porque allí hasta el mismo sol se
mira
en la Pura Luz de María.
faro y guía
que conduce nuestros pasos,
llena eres de la Gracia,
bengala que nunca se apaga,
orquídea de llama intensa
y jazmín de nuestros días.
Divino Niño que baja la mirada
al flamante corazón humano
y al encuentro de las lágrimas
de quienes lo contemplan.
Bendito es el fruto de tu vientre
que nos presentas con reyes y pastores
entre rebaños y escenas
populares.
y la paja del pesebre
Tú eres Hoguera de Fuego
sobre la Zarza en Llamas,
¡Gloria a Dios en los Cielos
y bendito sea el Señor!
Amor y Fruto primero
sobre el altar,
son ofrendas de amor.
Santo Dios de Primavera
para escribir en la Historia
sobre el único Dios Verdadero.
y en el pesebre Jesús Niño
anuncian al mundo entero
la magia de la NAVIDAD.
Todos, todos presurosos
Vayamos a celebrar,
Que ha llegado la NOCHE BUENA,
ha llegado NAVIDAD,
NOCHE de AMOR y de PAZ.