¡Cómo callas humilde aquel bramido
que hizo temblar al
osado Nelson!
¡Cómo supiste ser apetecido
héroe de aquella
gesta el temido!
La Historia te corona de gloria
por defender con
bravura a Nivaria,
orgullo de un pueblo
fuerte y valiente
que supo defender con
ansia ardiente
el suelo patrio y la
fe en Candelaria.
¡Fuego… Fuego…! Sonaba dondequiera
y apuntaba con
firmeza y furor
a la frente erguida
del invasor
a los pies de la
umbría cordillera.
Con un certero rayo se cantó
la victoria del
pueblo ribereño,
estandarte y lealtad
del isleño
que en todo momento
manifestó.
La Historia te contempla en sus páginas
como César laureado
en la almena
henchido de humo cual
fiel mecenas
del pueblo tinerfeño
que camina
en pos del progreso,
fruto y memoria
de Gutiérrez, la
Gesta y la victoria.
Orgullosa estaba de la hazaña,
y ondeó de júbilo la
bandera
por el Tigre y su
gloria marinera,
nuestra Nivaria,
baluarte de España.