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domingo, 12 de julio de 2020

UN MITO PALMERO

José Mata García
                               “José Mata García (1937-1971) en el recuerdo” es el pensamiento idóneo de recordar a una persona, que con sus sentimientos, amor u otras cualidades merecedoras de considerarlo Hijo Ilustre de La Palma. Forma parte del sentir general y cuyo contingente no desaparecerá de nuestra mente. Nunca olvidó el terruño que le vio nacer. Excelente torero, que supo interpretar con maestría y con peculiar estilo los diferentes esquemas del lance de la lidia con capote, muleta, espada y banderillas con habilidad.
                              Los avatares de nuestro peregrinar en los instantes finales de la vida nos reflejan las reminiscencias de cada ser, que se transforman en un instrumento eficaz para mostrarnos la labor callada y paciente.
El dulce momento de lidiar a pie
                               Sólo deseo abrir, de par en par, la mención de un pasado añorado que aún vibra en el mundo cotidiano de realidades y sueños, tristes o menos tristes, de agonías y dichas del pueblo palmero. A mi mente como ráfagas de viento, soplando aprisa, me surgen las ganas de manifestar la añoranza de lo vivido, para adornar el dulce momento en que se escuchaba el nombre de nuestro paisano, José Mata.
                              Intento plasmar la expresión de mis pocos conocimientos, de manera que sea interesante para aquellos que sientan múltiples inquietudes y amen la memoria del ayer, añorado e intenso a través del tiempo en la mirada de muchos, que constituye nuestro acervo socio-cultural, añadiéndole un capítulo a nuestra historia, en este caso en el mundo taurino o de la Tauromaquia: “arte de lidiar, tanto a pie como a caballo”.
Pasión e inquietud. Triunfos
                              Ha pasado 49 años de su muerte y en ese vacío, que ha quedado después de la partida, se siente la languidez del silencio. Asoman a la retentiva, como destellos de luz, los retazos en medio de una tormenta, copiosamente prologada en el bregar de la vida y suavemente derramada sobre la frágil fragancia, el irremisible consuelo del alma dolorida y nostálgica.
                              ¿Qué sentido tiene el rememorar a un mito? Comprender la esencia de un testimonio y creer en la lucha de nuestros compromisos sociales. Me ha impulsado a escribir sobre Mata el valor inconfundible en afortunados lances del toreo, uno de los rasgos más característico de su persona, dedicando su talento en dar forma como maestro de un magnífico estilo de la tradición del ingenio popular.
Busto a su memoria. La Palma
                              Fue ardiente en sus deseos como un hombre de pasión e inquieto en las posibilidades de su vida de triunfos y en los momentos actuales confronta el dilema de ser o no una leyenda para las nuevas generaciones.
                              Fatal verdad que trunca el entusiasmo de alguien para revalorizar la influencia posterior como ídolo, que supo elevar la pasión hacia los toros, a los más encumbrados niveles taurinos de cualquier edad. Su fama viajó como relámpago por las venas ardientes de su isla (La Palma-Canarias) y de su natal Las Tricias (Garafía), prendiéndose para siempre.
                              La muerte sucedió inmediatamente después a la sombra del resonante silbido del ronco impacto, que acalló la posibilidad de agitar el lúcido deseo de seguir oyendo el latido del corazón, de elevar un grito hasta un profundo y misterioso cielo. Es el abismo sepultado entre la arena del ruedo y la indescifrable evocación. La pesadumbre de que todo acaba y que las susceptibles palpitaciones fueron taladas en una de tantas tardes, aviva la llama sentimental que suscite inconscientemente y que puede perdurar.

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