PLAZA DE SAN VICENTE: La esperanza nos conduce a la
hermosura de un lugar agreste envuelto entre montañas y barrancos, entre
sonidos de brisas y cánticos de pájaros revoleteando en la espesa fronda de la
arboleda circundante. Epítetos que se convierten en armónicos pentagramas de
amor celestial y alegría, son dones que Dios ha puesto en el regazo familiar
para disfrute de todos, como santa bendición. La simple melodía angelical
cambia en sonrisas contagiosas, que irrumpen en emoción y, siempre, son bellos
lenguajes de reencuentros al compás de los luceros.