La verdad no es otra, sino aceptar un pasado lleno de
acontecimientos relevantes, marcando un ayer y un hoy, un antes y un después,
que completa páginas de nuestra historia y que permite recordar parte de la
memoria histórica de una ciudad que llegó a ser el tercer puerto más importante
del mundo y del imperio, en el XVI, después de Sevilla y Amberes. Nació de la
bahía y esta realidad fundacional ha marcado su trayectoria con un sello indeleble
en el transcurso de los siglos. Desde siempre Santa Cruz de La Palma vivió para
el mar y gracias al mar, a través suyo la isla toda se propagó por los mares y
las tierras conocidas. Adentrarnos en el entorno de la navegación desde la
existencia del hombre es constatar con nuestra historia marinera a partir de
varias centurias, que han dejado huellas para la gloria y conocimiento de La
Palma y de su expansión hacia América. Los barcos salían de su puerto y
surcaban los mares, uniendo puertos tan distantes como los de La Habana y
Amberes. Para comerciar con Indias, la Corona de Castilla creó en nuestra
capital, si bien por breve tiempo, el primer y único Juzgado Oficial de la
Contratación de Indias en las Islas Canarias, muy al principio de 1564.