Cuando dejó de funcionar los hornos de cal en la Palma se
notó un vacío en la demanda del referido producto, usado para la construcción, ya
que por los años 70 de la centuria pasada (s. XX) se introdujo el cemento, que
fue patentado por Juergen Heinrich Magens en 1907, más barato y con menos
necesidad de materia prima para su elaboración. Fue una época diferente, que
transcurría a un ritmo distinto al de hoy, de acuerdo a las necesidades económicas
y al medio de transporte marítimo por excelencia. Los mismos están
prácticamente olvidados y desconocidos hasta hace muy poco tiempo, han sido
testigos por la industria, que, durante siglos, alivió la crisis coyuntural de Canarias. Constituyen una
memoria patrimonial viva de un pasado olvidado.