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domingo, 10 de noviembre de 2019

MEMORIA VIVA DE LOS HORNOS DE CAL EN LA PALMA

Barranco La Pata. Término municipal de Breña Baja
                              Cuando dejó de funcionar los hornos de cal en la Palma se notó un vacío en la demanda del referido producto, usado para la construcción, ya que por los años 70 de la centuria pasada (s. XX) se introdujo el cemento, que fue patentado por Juergen Heinrich Magens en 1907, más barato y con menos necesidad de materia prima para su elaboración. Fue una época diferente, que transcurría a un ritmo distinto al de hoy, de acuerdo a las necesidades económicas y al medio de transporte marítimo por excelencia. Los mismos están prácticamente olvidados y desconocidos hasta hace muy poco tiempo, han sido testigos por la industria, que, durante siglos, alivió la crisis  coyuntural de Canarias. Constituyen una memoria patrimonial viva de un pasado olvidado.
                              En la actualidad se hallan en una triste realidad, que si no se toman medidas necesarias, dentro de algunas décadas serán, tan solo, recuerdos de un pretérito pletórico de actividad comercial.
                              Las referencias investigadas nos descubren que se exportaban las piedras calizas desde Lanzarote y Fuerteventura y se utilizaban después de la conquista castellana, en donde abundaban, con embarcaciones apropiadas para llevarlas a Gran Canaria, Tenerife y nuestra isla. Esta característica reseñada anteriormente incide en buena parte en la historia socioeconómica del archipiélago, ya que la producción  no se encontraba en manos del poder de los terratenientes, cuya dedicación fue la cosecha de trigo, cebada y barrilla.
                              Al principio del XIX entran a formar parte en las costas del paisaje palmero y de las otras ínsulas por razones muy sencillas, ser más fácil de desembarcar la carga y con menos costes, motivado por la existencia de puertos o simples desembarcaderos.
                              La cal (viva) se fundamentó en el empleo de cualquier tipo de edificación realizada por el hombre desde tiempos inmemoriales. Un ejemplo clarifica el empleo de la misma, unos tres mil años antes de nuestra era, ya era utilizada por los egipcios para hacer el mortero de sus obras.
Villa de San Andrés. Los Sauces
                              Habiendo sido introducido el cultivo de plátanos en las islas, en 1880,  por las buenas condiciones climáticas de la zona occidental, a través de los ingleses con capital extranjero, fue un resurgir, porque así obtenían el material de acondicionar la red de tajeas, canales de agua, para el riego de los canteros o fincas de plataneras.
                              Unir voluntades y aunar esfuerzos no es la mera suma de la fuerza individual, sino colectiva de una comunidad por salvaguardar el valor histórico patrimonial. No poseemos fechas concretas y determinantes de un contingente determinado y casi desaparecido por circunstancias adversas e influyentes por nuevos proyectos de urbanización y belleza del medio físico. Por la mitad del XX hubo 3 en La Villa y Puerto de Tazacorte, 2 en la ciudad de Santa Cruz de La Palma y otros 2 en la homóloga de San Andrés y Sauces.
                              Comenzamos describiendo el levantado en 1940 por Francisco Delgado, alias “Paco el de la cal”, que estuvo funcionando hasta 1969, ubicado en el barranco de la Pata, perteneciente a Breña Baja, aunque, según mis datos etnográficos fue adjudicado entre los dos de la capital isleña. En la costa del nordeste, junto al Puerto Espíndola hallamos, muy próximos uno del otro, el del Guindaste y Charco Azul, siendo el primero restaurado en 2010, que nos habla de la pujanza en el tráfico por mar, así como el interés suscitado en la villa por ser uno de los núcleos en el entorno de los conjuntos históricos insular más relevantes.

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