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domingo, 8 de enero de 2017

UN BUEN PURO PALMERO

                              Se tiene un buen momento cuando se fuma un puro palmero, deleitando su aroma y el placer que se desprende de la más honda inspiración en los humanos pensamientos. Se descubre un mundo inimaginable observando el difuminado humo, saliendo de sus entrañas, que lentamente se disuelve en el onírico y etéreo espacio envolvente de nuestro hábitat. Es una fuente que forma parte de una tradición muy dentro del ser, consciente de la función artesanal del producto como proyección económica usando la materia prima con cierto secreto de anteriores generaciones familiares. A cualquier edad y etapa daba el fruto apetecible cuando se hacía con fe  y se cuidaba con perseverancia.