La historia está plagada de acontecimientos extraordinarios y
nunca olvidados por generaciones que vivieron atentas como transcurrían los
días en la sociedad de mediado del siglo XX. Para el simbólico recuerdo se elige
una tarde gris, nubes oscuras amenazando tormenta, aunque ya habían vertido
lluvia suficiente para limpiar y dejar lustrosos tapias y paredones. Los
termómetros marcando grados inferiores en la escala centígrada por debajo de lo
normal, viento frío, desapacible, colándose por calles y plazas. Una vespertina
puesta sin mostrar sus efectos lumínicos espontáneos para que reverdecieran los
viejos refranes.