‘Existe en algún lugar una pequeña isla bonita que, por
completa y variada, más que isla es continente; más que bonita es majestuosa y
de pequeña no tiene más que sus medidas…’, tal como un amigo diría escribiendo
una postal a otro. Con esta expresión somos testigos de un lamentable suceso,
que dejó consternada a la población palmera, observando lo que sucedía con el
corazón angustiado, como se destruía de forma irremediable e inmediata una gran
parte de masa forestal, cubriendo de un tinte oscuro, desolado y
desesperanzador la epidermis de nuestra tierra insular.