Muy pocas veces manifestamos la alegría de hallarnos
satisfactoriamente felices de algo inminente y ahora lo hacemos con la ya
consumada elección del ‘obispo canarión’. Merece, según creo, ser la ocasión
propicia para festejarlo, estar contentos y darle las gracias a Dios
Todopoderoso, que todo lo puede y hace milagros de debajo de las piedras. Nos
ha dado tal bendición del Cielo que, aún, no nos creemos dicho prodigio como un
don espiritual y beneficioso de lo Divino a lo terrenal sobre la persona de
nuestro nuevo Prelado. Con todas las prerrogativas de la ley es una bendición
inesperada, en el trasfondo se oculta la inspiración del Espíritu Santo, como
diría el católico más fervoroso, el nombramiento del Papa Francisco, fallecido el
lunes, 21 de abril, y posteriormente la imposición de manos del nuncio Bernardo
Azúa, que actuó como ordenante principal, de la elección del obispo nivariense
Eloy Alberto Santiago Santiago, nacido en Las Palmas de Gran Canaria, el 8 de
septiembre de 1973.