Imagen flamenca |
El 31 de agosto, por la tarde, acudí a ese hermoso pueblo de
Tijarafe, que estaba celebrando sus fiestas patronales en honor a Nuestra
Señora de Candelaria y donde se contemplan maravillosas puestas de sol. Con
parajes inolvidables el lenguaje de Dios se adapta al nuestro. Es motivo de
alegría conceder a esta fecha un valor especial, porque ha simbolizado un
cambio en el quehacer cotidiano.