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domingo, 28 de septiembre de 2014

UN DOMINGO EN TIJARAFE

Imagen flamenca
                              El 31 de agosto, por la tarde, acudí a ese hermoso pueblo de Tijarafe, que estaba celebrando sus fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de Candelaria y donde se contemplan maravillosas puestas de sol. Con parajes inolvidables el lenguaje de Dios se adapta al nuestro. Es motivo de alegría conceder a esta fecha un valor especial, porque ha simbolizado un cambio en el quehacer cotidiano.
                              Asistí al templo parroquial, alrededor de las diecinueve horas, a la presentación del altar festivo de la Virgen, recientemente restaurado por Domingo José Cabrera Benítez (1971), restaurador e imaginero, y Melissa del Pino Cáceres Rodríguez (1978), restauradora, con privilegio de contemplar la obra y la magnífica e interesante exposición de cada uno de los pasos dados a la conclusión de una verdadera joya de arte.
Altar festivo. Restaurado
                              Celebrando el 500º aniversario de las primeras referencias escritas sobre la existencia de vecinos y 400º de la ampliación de la capilla mayor, recogidas en las constituciones Sinodales de Vázquez de Arce en 1514-1515, aunque el poblamiento es anterior, nos aventuramos a narrar aquellos detalles más importantes. La carretera llegó por la década de los cuarenta, antes lo hacía hasta el barranco de Las Angustias  y mucho más tarde al homónimo de El Jurado, habiéndose hecho un puente de madera en el primero. Los tijaraferos se trasladaban a ese punto a recoger la mercancía venida de Los Llanos o viceversa. La escasez de aquellas propició el transporte marítimo por medio de motoveleros y falúas.
Tijarafe. Detalle del pueblo
                              Los caminos, tanto reales como vecinales, existían y formaban una amplia red vertebral. Su adecentamiento contribuía al movimiento de personas y animales de carga, porque no era posible el tránsito de carruajes. Algunos eran estrechos y otros de mayor importancia, empedrados y suficientemente ancho. Existieron desde el siglo XVIII y fueron las primeras vías de comunicación. A través de ellos se iba a Puntagorda, Garafía, Los Sauces y Barlovento, por el norte, y a Tazacorte y los alrededores, bajando por Amagar o El Puerto, para el negocio del intercambio o trueque, o la venta de tunos, principal producto agrícola. Fueron reparados en 1864 y la correspondencia se recibía enviada desde la capital por valijero, que era un hombre a caballo transportando las cartas en una valija (bolsa de cuero).
                              La naturaleza jugaba un gran papel para la obtención del agua de lluvia para los cultivos, consumo propio y el ganado. Se recogía en los inolvidables aljibes, procedente de los tejados de las viviendas durante el invierno.
                              Otro factor, en los cincuenta, que contribuyó a su desarrollo fue la electricidad. Su alumbramiento se debió a la colaboración de personas privadas usando un motor desde sus empresas, molinos, dando luz a los núcleos más cercanos en el transcurso de 240 minutos, horario de noche, para fortalecer la vida social y familiar del sector. El servicio eléctrico general se efectuó en 1972.
Parroquia de Candelaria
                              A finales del XVI la población era de 300 habitantes y en la actualidad alcanza 2800, aunque fue superada con los 3041 en los cincuenta. La Constitución de 1812 (la Pepa), proclamada el 19 de marzo en las Cortes Generales de España constituidas en Cádiz y que fue derogada por Fernando VII, 4 de mayo de 1814, para implantar de nuevo la monarquía absolutista, concedió la creación de nuevos ayuntamientos, separándose del antiguo Cabildo Insular de La Palma, pero no es hasta 1835 cuando se desligan de competencias económicas y, así el nuestro por reseña, lo logra en 1841. Tuvo alcalde pedáneo con la participación de los naturales y oficialmente por el ente gubernativo insular tras la reforma de la Administración Local promovida por Carlos III. Se convierte en municipio, adquiriendo independencia política, y lamentablemente tenemos el incendio, 29 de abril de 1847, del centenario Pósito con la pérdida total documental del mismo y recién estrenada Casa Consistorial. 
Retablo Mayor
                              Pasando páginas a la historia hallamos una Real Cédula de 1557, que provee de sacerdote a la zona y, diez años después, de Iglesia Bautismal, cuando comienzan a haber libros de Cuentas de Fábrica. A partir de esa fecha la imagen de la Virgen, estilo flamenco, está inventariada, aunque su origen se remonta a fechas recientes, hay investigadores que la registran entre 1500-1530, primer tercio de la centuria, y la tradición oral de padres a hijos lo hace antes de la construcción del templo.
                              Pasa el tiempo y, entonces, se erige canónicamente, 1588, como Parroquia. A reglón siguiente, 16 de septiembre de 1617, se asigna Beneficiado, cuyo nombramiento desde 1625 recaía en el Reverendo Juan Felipe de Lería, por una Real Cédula del Rey Felipe II, dada en San Lorenzo el Real, y ratificada por otra del 24 de junio de 1660.
Espadaña
                              La primitiva construcción religiosa, después de muchas reformas, ha originado la planta de la actual, sobria y sencilla, siendo declarada, 1996, Bien de Interés Cultural con categoría de monumento. Se encarga al maestro cantero Juan Ribero, 1614, la ampliación de la capilla mayor, abriéndose nuevos cimientos y rebajando los riscos colindantes, que guarda una reliquia de gran valor, Retablo Mayor (1627), de Antonio de Orbarán, natural de Vergara (Guipúzcoa) y casado en la parroquia Matriz de El Salvador (santa Cruz de La Palma), que es de los pocos ejemplos conservados en Canarias. La originalidad del mismo estriba en la fórmula utilizada por el propio artista-imaginero. En 1990 se concretó su remozamiento pictórico-estructural a través del Taller de Restauración del ente insular. Se alarga la única nave y se edifica dos capillas laterales para darle la forma de cruz latina, prolongándose los trabajos de albañilería hasta el XVII. Y, por último, se le añade la espadaña con uso externo y de peculiar fisonomía canaria, que perdura como signo religioso y popular.
El Diablo. Detalle de las Fiestas
                              Mi intención ha sido el dar a conocer el desarrollo de una parte del territorio palmero con sus penurias y afán de progreso. Voy a dar un salto de manera virtual para indicar que ya se ha terminado los actos con la tradicional loa, fuegos pirotécnicos y Danza del Diablo. La aparición de los gigantes y cabezudos, media hora antes que lo hiciera el número estelar y con un segundo personaje, constituyó la sorpresa de la noche, en una velada inimitable, con olor a pólvora. Desde 1711 se ha querido aminorar los gastos sugiriendo, que los cultos lo hiciera el párroco y no los oficiantes de otros lugares. Hoy, no cabe la menor duda, que la crisis nos ha proporcionado menor gasto y más austeridad.  

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