Se funde el corazón con los sentimientos populares, aunque
humanos son las intenciones de cualquier hijo de María, santa Virgen del
barranco de Maldonado, que sea digno devoto del escapulario de Nuestra Señora
del Carmen, Patrona del mar. Al socaire de las profundas paredes verdes y
verticales, marcando las diferentes estaciones del año, la brisa pone sonido y
música propia a cada una, que baja de la cumbre a la orilla del remanso de las
aguas azules, donde desemboca el barranco.