Callejero de Santa Cruz de La Palma |
Por fin, he podido cumplir uno de mis deseos, que sería
hacer resaltar los méritos de quien se ha sentido palmero durante años
inmemoriales de nuestra historia, dando nombre a un rincón inolvidable, a una
plaza con encanto, a una calle con identidad y formato, según su estructura
original, en una ciudad marinera, costera por su frente principal amurallado y
fortificado por castillos, baterías, torres y torreones para defenderse de los
ataques de corsarios y piratas, que usurpaban la paz de los sencillos
habitantes, incendiarios y destructores del patrimonio inmaterial tanto civil
como religioso. Los hechos y personas históricos se ajustan a unos cánones, a
unos derroteros determinados, marcando una reseña perdurable, trazan una senda
en el bregar del tiempo en un pueblo lleno de acontecimientos importantes. La
Palma se había caracterizado en el pasado con proyección presente de nuevas
fronteras en el futuro hasta mediados el siglo XIX, por la carencia de una
tradición cultural propia.