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domingo, 11 de agosto de 2024

SARGENTO Y RENOMBRADO PERSONAJE LOCAL

Callejero de Santa Cruz de La Palma
             Por fin, he podido cumplir uno de mis deseos, que sería hacer resaltar los méritos de quien se ha sentido palmero durante años inmemoriales de nuestra historia, dando nombre a un rincón inolvidable, a una plaza con encanto, a una calle con identidad y formato, según su estructura original, en una ciudad marinera, costera por su frente principal amurallado y fortificado por castillos, baterías, torres y torreones para defenderse de los ataques de corsarios y piratas, que usurpaban la paz de los sencillos habitantes, incendiarios y destructores del patrimonio inmaterial tanto civil como religioso. Los hechos y personas históricos se ajustan a unos cánones, a unos derroteros determinados, marcando una reseña perdurable, trazan una senda en el bregar del tiempo en un pueblo lleno de acontecimientos importantes. La Palma se había caracterizado en el pasado con proyección presente de nuevas fronteras en el futuro hasta mediados el siglo XIX, por la carencia de una tradición cultural propia.

                              La historia nos traslada a un mundo imaginario, cuando no conocemos los datos esenciales para construir una biografía, completa o parcial, de alguien destacado en cualquier faceta de la vida social, civil o religiosa, como es el caso de lo que estamos tratando de describir con cierta ausencia de datos identificativos biográficos. El sargento Jorge Montero de Espinosa Martín (1678-¿?), lo es y tiene una calle con su nombre en Santa Cruz de La Palma, enlazando la homóloga de Pérez de Brito con la Avenida Marítima, afianzando su memoria, cercano al barrio de La Asomada, los motivos pudieron ser, también, aquellos que indicaban su vecindad en dicha zona, ubicada al norte de la capital, o rango de cualquier índole mobiliario y de actividades destacadas y distinguidas por méritos sobresalientes de heroísmo y contundencia manifiesta…

Avenida Marítima. Rompeolas
             Nacido en Santa Cruz de La Palma, era hijo legítimo de Antonio Montero de Espinosa (1656-¿?) y de Ana Martín Orduña (1650-¿?), ambos naturales de la capital insular, contrajo matrimonio con Gregoria de León Arturo (1680-¿?), el 2 de noviembre de 1706, oriunda de esta misma ciudad, antes citada.

             Para mí el conocimiento directo ha sido fundamental para entender lo narrado y para hacer un signo de la identidad insular, una manifestación de la que yo me siento muy orgulloso.

                              Casó dos veces, obteniendo frutos del primer enlace, las hijas Ana (1710-¿?) y María de San Jorge (1712-¿?) Montero Espinosa de León, ambas nacidas en Santa Cruz de La Palma.

                              Y, por segundas nupcias, lo hizo con Beatriz Antonia Dacosta (1721-¿?), del mismo origen que los anteriores. No dejando descendencia que se conozca.

                              Otorgó testamento junto a su primera esposa, Gregoria de León Arturo, 25 de junio de 1749, ante el escribano Pedro de Escobar y Vázquez (1690-¿?).

                              Finalizo dejando testimonio de lo acontecido en Santa Cruz de La Palma, islas canarias, bañada por el azul Atlántico y que es paladín de lo acontecido en tiempo pretérito.

                              Como nota importante dejamos reseñado las líneas que nos transcriben el perfil de Jorge Montero.

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