No voy a contar grandes cosas de quien fue una persona
sencilla y coherente con sus ideas, con
su trabajo, y amante de ayudar a los noveles en el periodismo, para que
tuvieran un modo operante de dar a conocer sus inquietudes. No lo conocía, pero
sí me publicaba mis modestos trabajos en EL DÍA, JORNADA y en la OPINIÓN de
Tenerife, después de visitarlo en la Facultad de Ciencias de la Información de
la Universidad de La Laguna (Tenerife) en la popular Pirámide, me concedió la
oportunidad de tener una columna dominical titulada EL CORREILLO, girando su
contenido sobre La Palma, durante algunos años. Fue todo un maestro con
vocación de servicio.