Retrato del Sr. Díaz. Sala Capitular de El Salvador |
El jueves, 4 de mayo del corriente año, en la tarde-noche,
honra y gloria de la isla de La Palma, con motivo de la presentación de la
acertada restauración del Monumento a la memoria de Manuel Díaz Hernández
(1774-1863), Sr. Díaz o Padre Díaz, que en mi deseo de contribuir a perpetuar el
nombre del digno sacerdote y párroco de la vecina parroquia Matriz de El
Salvador, transcribo palabras no rebuscadas, sino sentidas de corazón, habiendo
pasado 160 años después de su muerte. Recopilo algo de lo mucho que la prensa
ha publicado, ocupándose del preclaro personaje en pro del bienestar social,
cultural, religioso y ciudadano para el engrandecimiento del pueblo palmero. La
muerte del ínclito palmero que, por sus obras, sus hechos y su ilimitada
caridad, ha perdurado en los años y con ellos su recuerdo se ha afianzado en
vez de perderse y confundirse en la serie de acontecimientos, que desde aquel
luctuoso día se han sucedido.