Este poema es para Guillermo, mi séptimo nieto, formando estrofas con versos llenos de amor, que brotan como bellas perlas de mi sencillo corazón.
Esperanza y hermosura,
alegría y corazón,
manantial es de agua viva
melodía de arrorró.
Son notas que Dios ha puesto,
en el regazo familiar,
como santa bendición.
Tus sonrisas contagiosas
irrumpen en emoción,
los gestos y balbuceos
son bellos lenguajes de amor.
Nos hablas con tus cabriolas
en un mundo de ilusión,
angelical y sonoro
como pompas de jabón.
Los ruiseñores cantores
pregonaron la llegada
con ansias y fiel destreza,
siempre pregón de la vida.
Al compás de los luceros
más brillan tus ojos bellos,
ya llorando, ya riendo,
Serenad, niño precioso,
sol de esas miradas tiernas,
no echéis a mal esas perlas
por no valorar su precio.
En estos primeros meses
eres toda admiración,
de tus abuelos y padres,
ramillete de pasión.
Sobre mi hombro te duermes
con sueños angelicales
al son de rimas melódicas…
doy fin a estos VERSOS DE AMOR.