Gozo y esperanza, fatiga y compromiso, ideales y aspiraciones
son elementos fundamentales para llegar al final de una lucha constante por
alcanzar lo concebido en el corazón. Lo deseado se convierte en alegría cuando
se está cerca de la Madre de Dios, Nuestra Señora del Carmen. Con grandeza se
conjuga un verbo y un mandamiento: amar y ser amado.