Gozo y esperanza, fatiga y compromiso, ideales y aspiraciones
son elementos fundamentales para llegar al final de una lucha constante por
alcanzar lo concebido en el corazón. Lo deseado se convierte en alegría cuando
se está cerca de la Madre de Dios, Nuestra Señora del Carmen. Con grandeza se
conjuga un verbo y un mandamiento: amar y ser amado.
El barranco de Maldonado, que a partir de la pequeña y vieja
ermita hasta su desembocadura en el océano Atlántico toma el nombre de la
Virgen, encauza el azul de la mar con la inmensidad del cielo iluminando un
lugar pintoresco de Santa Cruz de La Palma. En él la sagrada imagen marinera en
andas entronizada resplandece de hermosura. A través de los instrumentos
musicales desgranando notas inconfundibles confortan ancestrales
peregrinaciones.
A la Virgen del Carmen, atribuida al artista palmero Juan Manuel de Silva Vizcaíno (1687-1751), con toda mi devoción y cariño por su onomástica.
Incluido en el programa de las Fiestas en honor de Nuestra Señora-julio de 2014. Santa Cruz de La Palma.
A la Virgen del Carmen, atribuida al artista palmero Juan Manuel de Silva Vizcaíno (1687-1751), con toda mi devoción y cariño por su onomástica.
Incluido en el programa de las Fiestas en honor de Nuestra Señora-julio de 2014. Santa Cruz de La Palma.
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