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domingo, 6 de julio de 2014

SANMAO REGRESA A LA PALMA

La escritora Echo Chen (Sanmao)
                              Regresa al mar en donde falleció su esposo, perdiendo posteriormente el hijo concebido en sus entrañas, en silencio y sin mediar palabra se entrega al dolor de una tragedia. Nunca su memoria se ha esfumado como su vida en el mundo etéreo. No hay medida entre la felicidad y el final de un tiempo amenazado por la designación fortuita de un sino. Un lugar, Barlovento, marcado por la fatalidad de una fecha que se torna en algo irreversible, que, hoy, se convierte en un signo para sentirnos unidos al cielo y a la literatura por lazos de sentimientos.
                              Seamos realistas y construyamos lo que pudo ser y no fue por causas incomprensibles en tan corta estancia en nuestro suelo insular. Las circunstancias cegajosas cerraron bruscamente lo irremediable en el polvo sereno elevándose en el viento, en lugar fresco y tomando un baño de sol, como nos relata el poema fragmentado lleno de ilusión para concluir en pensamientos de amor sin pasar por el trago amargo de la muerte.
                              A Echo Chen (1943-1991), a nivel europeo, con el seudónimo de Sanmao, nacida en China continental se le conocía por Chen Ping. Pablo Neruda escribió en una ocasión de que si no escalas la montaña jamás podrás disfrutar del paisaje, lo que viene a significar que si te quedas en casa no sabes lo que te pierdes, bueno o malo. La escritora oriental recorrió varios países y por los avatares de la vida llegó a Canarias, abriendo un antes y un después, siendo el último un punto de partida en desandar caminos escabrosos con fatales resultados.
El mirador literario. Barlovento
                              No es preciso acudir al existencialismo de Pirandello para comprender que el óbito no es cosa exclusiva de su víctima, todos morimos un poco con el fallecimiento del ser amado y que éste no ha desaparecido para siempre mientras los que le amaron y conocieron les tengan presente en sus pensamientos. Su existencia y creaciones siguen en pie, tienen hueco y puesto de honor entre los palmeros. Donde dejó huellas y afanes. Gustaba del astro rey y del mar, del calor familiar y del arte, y supo llegar al corazón de sus amigos. Es algo más que flor sobre tumba seca, resurrección y supervivencia a través de la propia obra y de la palabra escrita, que sigue conservando la pasión y el fuego de su autora.
                              ¿Cómo fijaremos a Sanmao en el recuerdo? Ha pasado bastantes años desgarrados en aquel delirio romántico tan amargo por momentos inesperados, como el oleaje que va arrojando su furia. Algunos lo hacen sobre una alfombra de libros y teorías que les arropan y aíslan como la escafandra de un buzo. Recibía del fondo de la tierra la savia fuerte y contagiosa, sentía en la negrura de la noche o en el lejano titilar de las estrellas el escalofrío de la inmensidad y del primer misterio. Sigue viva jugando con la espuma blanca de la orilla del océano y recitando versos o redactando líneas.

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