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domingo, 19 de agosto de 2018

UN CARMONA SOBRESALIENTE

Aurelio Carmona López
                              El escultor más sobresaliente de los que florecieron en esta isla de La Palma, en la segunda mitad del XIX, de quien celebró Santa Cruz de La Palma, 2001, su ciudad natal, el centenario de su muerte, fue con merecimiento y profundo elogio Aurelio Carmona López (1826-1901). Contrajo matrimonio con María Nieves Pérez Hernández y su descendencia se compone de sus hijos Domingo, Higinio, Antonia y Josefa. Perteneció a una saga de notables artistas y artesanos, que imprimieron profunda huella en la historia isleña durante cuatro siglos, en lo que al patrimonio cultural se refiere.
                              La sucesión familiar consistió en un ejemplo común de un gremio en el que se transmitía de padre a hijo o de tío a sobrino el conocimiento de un oficio, pasando el neófito por todos los grados de la sociedad gremial como aprendiz, primero, oficial y maestro. En este marco fue frecuente que los vástagos de una descendencia se casaran con miembros practicantes de otros menesteres, de manera que se mezclaban diferentes ramas para alcanzar una mayor amplitud de sabiduría, siendo normal que hijas de un mentor contraían matrimonio con aprendices, principiantes de una tarea determinada, que tuvieran bajo la disciplina o tutela con lo que se aumentaba la prole con nuevo miembro protegido por el patriarca.
M. Díaz Hernández. Tío
                              En el caso presente, el tronco más antiguo inicia a todos sus hijos varones en su mismo quehacer, excepto uno que se consagró al sacerdocio. De esta forma, con la unión conseguida en el tratamiento de la piedra, se puede decir que en el XVII es raro no encontrar algún elemento del mismo apellido demostrando su valía en la construcción civil o religiosa, fábricas públicas con el patrocinio del Concejo Capitular en la tasación y peritaje de inmuebles…
                              Con posterioridad surgen nuevos talentos, que destacan en otras facetas del arte como pintores, escultores, doradores, enriqueciendo el legado social y artístico de la isla, acrecentando el campo religioso, Letras y navegación. Con ellos se originó una genealogía ininterrumpida en esta capital palmera.
A. Rodríguez López. Primo
                              Sobresalió en la pintura, siendo un estudiante aventajado que a los diez años fue distinguido con un segundo premio de los concedidos por la Comisión de Escuelas del municipio capitalino. Desde muy joven se empleó al teatro durante muchos ratos de ocio, consiguiendo una enorme satisfacción personal a su insaciable actividad y deseo de emprendedor. Participó en numerosísimas ocasiones en muchas obras, cuando la población conoció el inicio de su florecimiento teatral a mediado del siglo decimonónico, culminando en la figura del poeta y dramaturgo, ambos primos, Antonio Rodríguez López (1836-1901).
                               Se inició por influencia de su tío Manuel Díaz Hernández (1774-1863), Beneficiado de la parroquia Matriz de El Salvador, que del retrato sobre lienzo que hay en la sala capitular de dicho templo, siendo su obra más notable por su motivo sentimental, fue autor.
Jaime. P. G.. Descendiente
                              Continuó su labor con varias piezas ornamentales en la ermita de Santa Lucía de Puntallana, andas de Santa Rosalía de Mazo, cuadro retrato de Rodríguez López y de su esposa. También dejó plasmada su pericia en los decorados escénicos para el mencionado pariente, renombrado escritor.
                              En su estancia en Las Palmas de Gran Canaria surgió por su intervención en el retablo de la iglesia de San Francisco de Borja, actual Seminario Diocesano. Es hallado en dos momentos distintos en 1862 y 1864, fechas en las que realizará para el recinto sagrado de Nuestra Señora de la Concepción, que así se llamaba por colocarse en dicho sitio la advocación mariana, varios cometidos. En mayo de la primera anualidad referida se inauguró la finalización del altar mayor, que fue pintado y dorado por él. Sin embargo, no consta alusión en ningún recibo donde se indique el pago por trazado del mismo, aunque aparece otro documento escrito por su intervención de dorador y pintor del conjunto, habiéndose incluido los gastos de viaje.
San José. Belén de El Salvador
                              El respectivo resultado es de un cuerpo y tres calles. En la central se puso, en algún tiempo, una pintura de la Inmaculada, hecha por Manuel Ponce de León y Falcón (1812-1880). A los lados sendas columnas de capitel compuesto, que en las enjutas aparecía un decorado vegetal y en la clave una concha, friso y cornisa con los mismos adornos o relieves de embellecimiento ornamental. Se coronaba con igual acción que el existente, aún, de hoy. Las divisiones laterales no han sufrido modificación, son simples estructuras verticales con un nicho en el centro, aunque la del medio se retocó el aspecto original.
                              Dos años más tarde empieza, 30 de mayo, una vez más, cuyo contrato se prolonga hasta principios de octubre del periodo vigente, en el que se piensa vuelve a la Isla Bonita, justificado con la nota siguiente: “Don Aurelio Carmona López, escultor, comenzó su trabajo en este seminario el día 30 de mayo de 1864”.
Virgen. Belén de El Salvador
                              De esta nueva estancia queda constancia en una factura en el archivo de dicho establecimiento, citándolo como creador. Al no especificar la actuación imaginamos que estaba relacionada con su buen hacer en la parcela del arte.
                              En su otra faceta cautivado por Fernando Estévez del Sacramento (1788-1854), de quien siguió sus enseñanzas en las bellas imágenes difundidas por las islas de Tenerife y La Palma, sin haber pasado por su taller, a la sombra de la tutela de su honorable tío, que ejercía sus labores eclesiásticos en San Juan durante el impuesto destierro y muy amigo del villero, por esta razón su imaginería pasionista goza de un marcado neoclasicismo.
                              La confesión de su tía Eugenia Carmona en 1859, lo pone de manifiesto en una carta de puño y letra, así: “Aurelio, si tuviera veinte cuerpos todos los tendría ocupados. En la actualidad está haciendo un San Blas, que todos los que lo ven no creen que es obra de su mano solo. También está haciendo la figura del barco de Bos y los dibujos de la popa, un San Juan y una Magdalena. En fin, trabaja de noche y de día y a pesar deja de cumplir”.
Dolorosa. Puntagorda
                              Hacemos un resumen de su ingente contenido, repartido en muchos términos municipales del archipiélago, propiedades de culto y privadas: San Juan Bautista niño colección  particular; San Juan Evangelista que sale en el Calvario del Viernes Santo desde San Francisco de Asís; Cabeza de Crucificado del cura Díaz y que actualmente se halla en la Encarnación con la devoción del Señor del Amor. La anterior está expuesta en la sacristía de San Sebastián Mártir; Señor de la Columna en Los Remedios de Los Llanos de Aridane; Niño Jesús de la Virgen del Rosario de Santo Domingo de Guzmán en sustitución del que poseía la primitiva efigie por ser desproporcionado y el hecho por Estévez puesto en los brazos del Carmen de la iglesia Matriz y venerado en el tiempo de Navidad; Nuestra Señora de los Dolores y San Juan  Evangelista en San Mauro de Puntagorda, formando un Calvario; Nuestra Señora del Rosario en San Pedro de Breña Alta; Cristo Yacente en Bonanza de El Paso; Reyes Magos del nacimiento en el Real Santuario de Las Nieves; 4 ángeles de la peana del Cristo del Gran Poder en la villa de San Andrés (Los Sauces); Ángeles de la anda de San Sebastián, mártir romano; Santos Varones de San Juan en La Orotava, que hoy están depositados en la capilla del Calvario; Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista en San Antonio Abad de Fuencaliente; Virgen del Rosario en San Miguel de Tazacorte; Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista en La Luz de Los Silos, la Virgen se perdió en un incendio, y sólo se conserva la talla del discípulo, que se integra en el conjunto de un Calvario; Virgen María y San José del nacimiento en El Salvador y niño Jesús que se encuentra en custodia privada en la misma ciudad.
Gallo. El Salvador
                              Este excelente paisano es artífice en la patria chica como lo ha sido Estévez del Sacramento y José Miguel Luján Pérez (1756-1815) para Tenerife y Gran Canaria, respectivamente. Por ello hay buen número de figuras, algunas se consideran como bocetos o maquetas de otros resultados de tamaño grande o natural, a las que se veneraban en domicilios civiles. Entre las mismas se cuentan inmaculadas, dolorosas, evangelistas, calvarios, sagrados corazones…
                              Al margen de su imaginería llevó un copioso proceso de restauración, aunque tuvo algunas desafortunadas intervenciones, como la de San Sebastián con el rostro, pies y peinado, porque el mayordomo no estaría satisfecho. Remodeló, también, la Virgen de la Piedad, obra flamenca del XVI, perteneciente desde el antiguo Hospital de Dolores al nuevo centro hospitalario, transformando su faz.
Evangelista. San Francisco
                              Cabe señalar la remodelación efectuada en el retablo principal de la iglesia del convento franciscano de la Inmaculada Concepción para adaptarlo a su nueva ubicación, junto a su hermano Higinio. Efectuando lo mismo con los gigantes, que se estrenaron por la Bajada de 1860, adquiridos en Tetuán, por encontrarse muy deteriorados. En 1883 recompuso la Virgen de los Dolores, titular de la ermita de Lodero en Mazo. Y, por último, fue artífice con sus gubias en el polémico cambio experimentado en el Cristo de la Columna, que se conserva en San Juan de la villa orotavense y que más tarde perfeccionó Gumersindo Robayna Lazo (1829-1898). Todo no fue oscuro para no olvidar su quehacer en 1869 en las espléndidas andas procesionales del Santísimo Sacramento, las que por sus características han sido atribuidas a Fernando, imaginero local. De este hecho se encargó la prensa palmera cuando acabó con el comentario siguiente: “Hemos tenido el gusto de ver la hermosa basa y sol que nuestro acreditado paisano el artista D. Aurelio Carmona ha hecho para la exposición de la Eucaristía en la parroquia de San Juan en la villa de La Orotava. La maestría con que está acabada aquella obra, así como la perfección de su dorado, compite con los trabajos análogos que admiramos importados de Europa; damos, pues, la enhorabuena al inteligente Sr. Carmona y le deseamos tenga siempre ocasión de lucir su habilidad artística” (El Time, 30-junio-1869, nº 284).      
Rosario. Breña Alta
                              Para el Presbiterio de El Salvador creó dos atriles con figura de águilas, que cada una sostienen con sus garras unas cartelas. En el mismo recinto contemplamos el gallo, que completa el conjunto de la Negación y lágrimas de San Pedro o el Señor del Perdón. Probablemente, por insistencia del pariente sacerdote afanado en el cambio del solar sagrado, se encargó de las colgaduras decorativas.
                              Hizo un alzado en bulto, que reproducía con la mayor fidelidad la ciudad capitalina. Para el ayuntamiento el escudo municipal, que, aún, se conserva en las casas consistoriales y al santuario de la Patrona el sillón de viaje, que sirvió de modelo al actual.
Calle La Cuna (Díaz Pimienta)
                              Practicó el mundo de la fotografía con aire de grandeza y abierto a horizontes prometedores para la sociedad de su tiempo. Fue el iniciador en su isla de la novedad, que revolucionó a los más incrédulos y marcó una línea a seguir sin pauta ante el avance de las nuevas técnicas.
                              El primer estudio lo inauguró en 1865, en los bajos del domicilio de Miguel Brito Rodríguez (1876-1972), conocido por Mediomillón, cuando este tenía 11 años de edad, calle de La Cuna, número 6, hoy Díaz Pimienta. Aquel gabinete, aquella reunión de personajes retratados de poses inmóviles y rostros severos que le miraban intensamente desde el papel, anunciando el surrealismo.
San Blas. Villa de Mazo
                              Con Santos María Pego, venido de la península en 1863, se asoció y promocionó la actividad referida y posibilidades comerciales, hasta establecerse definitivamente en Santa Cruz de Tenerife, habiendo estado antes en Gran Canaria. Quedó al frente, hasta que en 1884 anunciara su traslado, conjuntamente con su convivencia familiar, enriquecido con los aparatos y procedimientos más modernos, haciendo llegar los productos de muy alto grado de perfección, a la planta baja de O´Daly, número 40, perteneciente a sus suegruos, al igual que la anterior, hasta su muerte por endocarditis, ayudado por su hijo Higinio Carmona Pérez (1884-1916).
                              Sus primeras fotos presentan en su composición, neoclasicismo tardío, un agudo pronunciamiento de la pintura. Empleó el retoque al creyón, utilizando normalmente el óleo y el formato 40 x 60 centímetros e introdujo la carte de visite tan de moda en ese entonces.
                              La corporación municipal ha perpetuado la memoria de tal personaje al dar nombre a una de las glorietas de la Muy Noble y Leal Ciudad de Santa Cruz de La Palma.

          BIBLIOGRAFIA:
     -LOS CARMONA DE LA PALMA, ARTISTAS Y ARTESANOS. Jaime Pérez García. Cabildo Insular de La Palma. CajaCanarias. Santa Cruz de La Palma. 2001.
     -IGLESIA JESUITA DE SAN FRANCISCO DE BORJA. Ofelia Sanabria Díaz. Primer Encuentro Geografía, Historia y Arte. Arte. Área de Difusión Cultural. Cabildo Insular de La Palma. Santa Cruz de La Palma. Teatro Chico, pp. 135/136 y 137. 1993.
     -EL SIGLO DE LA IMAGEN 1898/1998. Loló Fernández. Cabildo Insular de La Palma. CajaCanarias. Santa Cruz de La Palma. 1998.
     -APUNTES VARIOS PUBLICADOS. Diario de Avisos. Alberto José Fernández García. Santa Cruz de La Palma. 1963/1965/1967 y 1968.

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