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domingo, 17 de enero de 2021

REFLOTANDO EL CORREÍLLO LA PALMA

                              A mediado del año 2004 leí en la prensa local, que un equipo de buenos amigos, amantes de salvar un patrimonio con viso de desaparecer, estaban restaurando el correíllo La Palma y, entonces, me surgió en mi mente el recuerdo, en forma de nostalgia, yo diría de almacenada o sentimental añoranza, de aquel tiempo en que viajé en él. Cuántas veces pasé por su cercanía, sigo haciéndolo ahora cuando visito Santa Cruz de Tenerife por asuntos médicos, se encontraba en las instalaciones del astillero, próximo a la autovía del barrio de San Andrés y dársena pesquera.                                                                         No encontraba muy claro que pudiera ser restaurado por el mal estado de su casco, maltrecho por tantas singladuras, cargado de años y de salitre por todas las hendiduras habidas y por haber, de proa a popa y de estribor a babor, motor y caldera oxidada envejecidos por una larga actividad marinera sin tomar un ansioso descanso. En ese estado calamitoso de retirada para sufrir una desdicha y de abandonada suerte en medio de vagas decisiones fue saqueado, probablemente, según referencias periodísticas por los desperfectos existentes en su estructura y propulsión.                                                                     
Vapor correíllo La Palma
                    ¿Por qué salvar el correíllo? La incertidumbre ensombrece la respuesta, pero tengo el hálito suficiente al mantener la esperanza de que el vapor tenga una ubicación y un fin histórico idóneo. Marca un antes y un después en las comunicaciones entre las islas y África occidental. Sus siluetas se transformaron durante bastantes años en una estampa de postal. Sus nombres circulaban de boca en boca, que por la necesidad de viajar eran conocidos por los isleños. Incluso su eslora contribuía al confort del viajero y a la duración del itinerario.                                                                                                             Resumiendo un poco lo expuesto se podría convertirse en un museo itinerante y en un centro de información y consulta, dotado de una biblioteca náutica con una exposición permanente de sus fondos documentales. El proyecto al cual está destinado para su conservación y cuidado contempla, una vez transformado en un espacio cultural y de ocio, de que las escalas no se limitarán a las capitales provinciales o de las demás islas menores, sino que será como siempre, bordeando la costa.                                                            Felicitaciones a la Fundación por su tesón en la lucha del proyecto y al éxito de conseguir lo propuesto. Se ha marcado el meridiano entre una época de la construcción naval de principios del siglo XX y el futuro del último superviviente de los correíllos interinsulares canarios.

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