fecha

 

domingo, 27 de marzo de 2022

SANTA CRUZ DE LA PALMA: RINCONES CON NOMBRE (XXX)

               PLAZA Y ERMITA DEL CARMEN: Se accede por la carretera del norte de la isla y se llega a través del acceso habilitado, desde el Centro Taller Escuela Sindical de Formación Profesional Nuestra Señora de Las Nieves, lugar silencioso, si así es correcta la expresión, volvemos a dar nuestro consentimiento para seguir describiendo las maravillas de un rincón con nombre de nuestra ciudad. Barranco arriba entre alientos y malezas, circundados por verdes laderas, vamos al encuentro de Nuestra Señora Virgen del Carmen, en la centenaria y pequeña ermita, mecida por el suspiro de la brisa, como trinos pregoneros de vida y frenesí, que fluyen por el cauce desde el monte hasta la orilla del mar.

          Los romeros con rezos y cánticos, cuya Casa de Romeros aún existe detrás y junto al risco, saludan a la Reina de los Cielos, que en su presencia ofrecen lo mejor de ellos y con fervor bellas florecillas del campo. Todo un vergel entre montañas, acunando los márgenes del barranco Maldonado, memorial inagotable de fe, ánfora de paz y la fuente de agua viva que alimenta las frescas brisas, acariciando las mejillas de tantos peregrinos devotos del Santo Nombre de María. Una maternidad compartida con Jesús, entre los cristianos, que escuchan la Palabra y poseen vida eterna en abundancia. En el recinto sagrado se conjuga la trilogía: monte, mar y Virgen. Fluyen para indicarnos el Camino hacia el encuentro de lo viejo y lo nuevo.

                              De las rocas y paredes surge el manantial mariano, deleitándonos en los rezos, que se confunden con el aroma de las rosas e incienso, elevándose confiados en la tierna mirada de quien suplica por la protección del enfermo, marginado, inmigrante, pobre y necesitado. Su belleza sea siempre el crisol de sosiego y entendimiento, remanso de hermandad a través del diálogo y comprensión, conduciéndonos a la dulce morada como fulgor de marineros y navegantes.

CAMINANDO CON TU SOMBRA:

   Tu mirada me conmueve

caminando con tu sombra

hermosa Madre bendita,

pisando la verde alfombra.

   Desde la montaña a la mar

entre laderas frondosas

del barranco Maldonado,

voy venerando a la Rosa.

   El silencio me acompaña

hasta llegar a la ermita

de paredes centenarias

y besar la virgencita.

   Al momento se enardece

el tañido de campanas

en la pequeña espadaña

al ver la Virgen del Carmen.

   Tocando tu escapulario

y en tu regazo morir,

a tu Hijo, Jesús amado,

amor deseo rendir.

   Por el aire perfumado

aromas a incienso vuelan,

guardando aquellas pisadas

que son suspiros transformados.

   En una humana oración

colocan junto a las flores

plegarias en ese altar,

mensajes de aclamación.

   Santo rincón, bella plaza,

acoges en tus entrañas

el fervor del peregrino,

que de lejos se desplaza.

   ¡Resplandecen los colores,

los tambores y cornetas,

que embrujan a tus almenas

la imagen de mis amores!

   Mil honores te protejan

en la gran corte celestial,

miradas de querubines

a los cielos te levantan.

   Saludándote en el Día

entre rezos y alabanzas,

los ecos de fe te abrazan

con vítores tu Onomástica.

   Los aquí presentes te aman,

Estrella de la mañana,

y de corazón proclaman:

¡viva la Reina y Señora!

¡Viva la Virgen del Carmen!

          La ermita a varias aguas es del último cuarto del siglo XVIII, fue construida como un oratorio en una hacienda privada, de viña, cereales y frutales, propiedad del presbítero y médico palmero Isidoro José Ferrera Arteaga de la Guerra, con puerta orientada hacia el camino real, con arco de medio punto y de piedra rojiza, y que en la década de 1770 se convirtió en ermita pública, para lo que se la dotó de una sacristía. El inmueble sigue el modelo de las ermitas palmeras: nave con púlpito, separada de la capilla mayor por un arco toral y coro, desde cuyo piso alto se va a una puerta con balcón para tañer las dos campanas alojadas en la espadaña. El pequeño templo se ubica en una plaza cercada por un muro almenado. Presidido por la imagen de Nuestra Señora del Carmen, obra atribuida a Juan Manuel de Silva Vizcaíno (1687-1751). El retablo mayor de estilo manierista, tiene un nicho central abierto con arco semicircular, flanqueado por columnas que sostienen friso y frontón partido, donde se aloja un lienzo con la representación del Espíritu Santo. Cuenta con retablo en el lateral de la nave dedicado a San Agustín y con una efigie de Santa Teresa de Jesús, adscrita a la gubia del escultor Domingo Carmona y Cordero (1702-¿…?).

                              Hoy en día, tanto el templo como el cauce llevan el nombre mariano, Barranco del Carmen, en dicho paraje agreste y pastoril, desde la plaza y ermita hasta la desembocadura. Se halla al abrigo del margen occidental o montaña circundante en la umbría rocosa, cuyas aguas tiñen las azules del océano. Circunscrito al Real Santuario de la Virgen de Las Nieves, también, lo fue de la parroquia de La Encarnación.

 EN HONOR A LA VIRGEN:

   A María vamos prestos

a pedirle bendición,

de rodillas nos ponemos

evocando una oración.

   La claridad de María

nos alumbre la ocasión

para celebrar el Día

de la santa devoción.

   Barranco arriba nos vamos,

magna peregrinación

mariana por excelencia,

¡qué viva la Madre de Dios!

   Ángeles y querubines

envueltos en nubes de amor

aportan entre sus manos

las partituras en su honor.

   Voces blancas celestiales

cantan notas musicales

a la bella y venerada

Estrella de la mañana.

   Trono de sabiduría,

Causa de nuestra alegría,

te presentamos los votos,

¡bendita Virgen María!

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