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domingo, 24 de enero de 2016

PÁGINAS DE NUESTRA HISTORIA

Nobilíssima  Palmaria Civitas. XVIII
                              Los pueblos que no cuidan de su historia no tienen identidad propia. No pueden  actuar con criterios convincentes, menos mirar al futuro con firmeza y lealtad hacia una liberación plena. Santa Cruz de La Palma posee una deuda histórica y, por lo tanto, tendrá que satisfacer con cautela y prontitud para dar a conocer a los jóvenes su pasado. Es la única manera para garantizar su constancia.
                              Sería lamentable dar la espalda a lo acontecido en la ciudad durante cientos de años. El presente nos revela una actividad anterior rica en hechos y nos descubre una gran parte de lo característico de nuestro proceder. Es parte del devenir del ayer, ser colindante con el mar abierto a las influencias externas, aunque a través de este medio exportó beneficios al mundo por ser productora de nuevos proyectos industriales, que le transformó en puerto de suma importancia en la comunicación y comercialización a gran escala en la principal ruta del viejo continente con América.
Sir Francis Drake. Corsario inglés
                              Al igual que cualquier otro territorio fronterizo estuvo expuesto a la piratería y ataques de corsarios debido a las hostilidades de reyes y gobernantes europeos como ingleses, franceses, holandeses, portugueses y berberiscos, que robaban, destruían, asediaban las costas para atrapar a los pobladores sin otro motivo que el cautiverio y esclavitud.
                              Emplazada en el extremo occidental del archipiélago era una relevante escala portuaria. Desde muy pronto, por su privilegiada posición se benefició del comercio marítimo. La exportación del azúcar y vino malvasía convirtieron a esta población en una transitada plaza, depositaria de un rico patrimonio y regida por una poderosa élite, creación y desarrollo de una burguesía mercantil. Gracias a la rentabilidad de la producción agrícola conoció un extenso periodo de pujanza económica.
Real Castillo de Santa Catalina.
                              Surgió la necesidad de fortificarla con murallas, torreones y otros elementos esenciales en su defensa. Los dos puntos más vulnerables en su salvaguarda eran el puerto principal y Tazacorte. El primero por ser la entrada y salida de la isla estuvo artillado y el otro protegido por los señores hacendados de aquel lugar, dueños de copiosos ingenios de azúcares y rones, además de excelentes vinos de una calidad envidiable. Mientras los del norte quedaban al margen por la abrupta orografía de acceso muy angosto, siendo vigilado por el conjunto de miradores o atalayas mayormente montañas o topos con centinelas permanentes.
                              La protección era primordial y en variadas ocasiones fue solicitada ayuda a los monarcas españoles de la Corona. El temor musulmán se acentuó muy a menudo a diferencia de los demás invasores, que apresaban a vecinos y mareantes isleños para, después, ser liberados por el pago de cuantiosos rescates. Se conservan en la memoria de numerosas personas, otros se han olvidado por el tiempo transcurrido, el recuerdo de los sucesos, conformando la trama de unos motivos que suscitaron la atención y terror de los antepasados.
                              Debido a su situación geográfica y las favorables condiciones de la rada capitalina se convirtió en un enclave portuario de primer orden. En 1502 hubo un malecón y un incipiente muelle en 1539, obra que fue ampliamente mejorada entre 1584 y 1586 con la llegada del ingeniero lombardo Leonardo Torriani (c. 1560-1628).
Casa Pinto. Patio interior
                              No fue todo adversidades, sino aportaciones de riqueza social y cultural en el marco del asentamiento de muchas familias atraídas por el auge económico en pro de nuevas construcciones nobiliarias y templos, objetos de culto religioso, capellanías, pintura, imaginería, carpintería y ebanistería… devocionales o no, donadas por las mismas e ilustres palmeros en ultramar con distintas influencias artísticas y de materiales ornamentales. En 1558 se creó un Juzgado de Indias, primero de Canarias, que en 1564 recibió al primer juez a causa del frecuente contrabando.
                              Recuerdan momentos cruciales que los guías turísticos deben tener como argumentos en sus explicaciones, indicando la situación en donde estaban los desaparecidos castillos, baterías y hechos significativos: ataques, emboscadas, desembarcos… Es preocupante el abandono que sufre el patrimonio urbano de nuestra ciudad capital y no es de extrañar el poco interés de nuestras autoridades locales e insulares por restaurar muchas de las placas de metacrilato de puntos esenciales en inmuebles y construcciones de singular característica. Desde estas líneas demando una plaza o calle para la memoria de Las Milicias de La Palma.

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