Estas son las palabras que me encontré en mi móvil el
miércoles, 26 de junio, que acepté con resignación y con profunda pena, aparte
de sorpresa, me sentí completamente abatido como cristiano y amigo desde hace
años. Se fue un gran amigo, un enamorado de los designios de Dios al amparo de
su misericordia, amor y obediencia. Luchó en silencio por la construcción de un
Reino mejor, en el que solo hubiera paz y armonía entre unos y otros sin
distinción, odio, guerra, hambre… ni dolor, soledad y angustia.
Ha fallecido el sacerdote Juan López Hernández (1949-2024),
natural de Fuencaliente, nacido el 24 de junio, cuando ocurría la erupción del
volcán de San Juan. ‘Los que Dios quiera, son más que suficientes. En sus manos
estamos… en las mejores, -con cierta satisfacción lo decía prediciendo su
partida hacia la eternidad para siempre’.
Danos la seguridad y fortaleza de la fe y con la misma
confianza, que nos acoges en tu seno, al igual que a Juan López, bendícenos,
párroco en su última parroquia ya que fueron muchas en las que compartió con
todos los feligreses su labor apostólica, conmigo lo hizo desde su primera,
inmediatamente después de ser ordenado presbítero por el obispo Luis Franco
Cascón (1903-1984).
Sus restos mortales reposan en el camposanto de Fuencaliente de La Palma, en donde, con la esperanza aguardan la Resurrección en la que creyó y esperó.
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