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lunes, 27 de septiembre de 2010

LA RESTAURACIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO ARTÍSTICO (I)


         
            Desde hace algún tiempo se ha puesto de manifiesto la sensibilidad con respecto al estado de las obras de arte religioso guardadas en nuestros templos. Sólo nos referiremos en esta primera parte al estado actual de las imágenes, que se hallan en un estado deplorable por el paso del tiempo y por otros factores. Se requiere una intervención adecuada de la pieza de imaginería, ya que lo contrario sería desafortunado a la conservación del patrimonio.
          Sin restar importancia a lo que se ha hecho, aún, nos queda mucho que realizar. Como apuntaba anteriormente tenemos un patrimonio valioso, pero con necesidad de conservarlo y de seguir cuidando de él a pasos agigantados.
          En el culto hay bastantes imágenes recuperadas después de ser retiradas por su deterioro y otras, estando actualmente veneradas, principalmente de la Virgen, han sido intervenidas para su adecentamiento.
          Haciendo una simple comparación con los procesos médicos o de cirugía para las diferentes curaciones de personas enfermas, hay que considerar a los restauradores como los doctores de esas obras dañadas. A ellas les devuelven, de la mejor manera posible, la salud perdida. En primer lugar, haciendo un diagnóstico de los daños observados tanto en el exterior e interior de la misma.
          Los últimos trabajos dependen de los anteriores, porque entonces no existían los mismos medios que hoy, más avanzados y sofisticados. Si nos remontamos a los años que la cultura de la restauración era desconocida podemos comprender el interés de algunas personas a mejorar la presencia del santo cuando llegaban las fiestas, tratando de cubrir la policromía original con repintes o barnices de muy pobre calidad.
          Volviendo a lo mismo de antes, según mis conocimientos sobre la materia, todo lo restaurado debe ser reversible. Nada puede quedar fijo ni ofrecer dificultad para ser sustituible. Se debe retrasar un poco los efectos del deterioro por causa del hombre, de los insectos xilófagos u otras causas, que mencionaremos con ciertos detalles. Sólo se dan por el paso del tiempo.
     ESTUDIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO. En este primer apartado para una imagen a restaurar, sea cual sea su constitución (talla, candelero, busto…) se indaga su procedencia, escuela, autoría… Cuantos datos documentales se obtengan y se transcriban en el llamado “Historial”, nos confirmaría su catalogación. El tallado y antigüedad nos sitúan en su atribución y aspectos importantes de la obra. La semejanza con otras, aunque estén en lugares distantes, nos aporta un inmenso y vasto bagaje para el conocimiento y ejecución del trabajo.
     ESTADO DE CONSERVACIÓN. En lo referente a la información que se pudiera tener por medio de “catas”, se sabría profundizar en la limpieza de determinadas zonas y eliminación de repintes. Hay que tener en cuenta el estado en que están los soportes, separaciones de piezas denominadas “embón”.
          La rotura de piezas (dedos, manos, pies…) de las partes más frágiles, también del candelero, es prioritario esculpir o reparar para su protección y reforzamiento, como parte integrante del cuerpo.
          Las malas condiciones de la policromía y los estratos de preparación por uso indebido en sitios puntuales de su anterior intervención o en varias, con métodos inadecuados y tradicionales remedios y como el polvo adherido a la estructura, podría dañar seriamente la limpieza de la última capa cubierta de barniz.
     ANALÍSIS Y CONCLUSIONES. Es necesario recopilar toda la información posible obtenida de la propia pieza, por diferentes métodos físicos y químicos. También, es fundamental conocer los materiales empleados y la técnica de ejecución.
          Se deduce como conclusiones los tratamientos a seguir de inmediato para la mejor conservación y restauración, que podría ser: fijación de la capa pictórica, eliminación de adheridos en los soportes y reforzamiento de los mismos, limpieza del polvo u otros añadidos, adecuación del estucado, reintegración cromática y barnizado.
     AGENTES DETERIORANTES. Las causas principales de los daños son: cambios climáticos bruscos que afectan al factor dilatación de la madera u otro material y que en Canarias sufrimos con frecuencia a lo largo del año; la humedad reinante en aquellos rincones sombríos en que están expuestas para el culto; el polvo acumulado en partes destacadas y el envejecimiento.
          En términos generales, no debemos olvidar el reforzamiento y asentamiento de los soportes y candelero; los repintes con productos de mala calidad, al igual que los barnices y amontonamiento de betún, y el hallazgo de clavos y masillas industriales.
     APUNTES. Como prevalece el criterio del restaurador, en consonancia a los de orden universal, se fijarán con intención de reversibilidad y se harán por el proceso de integración. La limpieza está condicionada por los análisis previos para el uso exclusivo de disolventes y la pronta intervención a punta de bisturí y escalpelo.
     OBRAS RESTAURADAS. Nos centraremos en algunas por el conocimiento que tengo y por ser restauradas recientemente. Citaremos la gran labor que está desarrollando el Excmo. Cabildo Insular de la Palma con su Taller de Restauración (TRLP), siendo las restauradoras Isabel Concepción Rodríguez e Isabel Santos Gómez. Los restauradores Domingo José Cabrera Benítez (DJCB) y Jorge Afonso Álvarez constituyen la empresa JANO, que según la etimología de la palabra hace referencia a un dios de la mitología romana con alusión entre lo pasado y el futuro. Y, para finalizar, haremos mención del restaurador Pablo Amador Marrero (PAM).

          Iglesia de San Juan del Reparo (Garachico): San Juan del Reparo (JANO).

          Parroquia de San Pedro de Daute (Garachico): Virgen de la Paz (JANO).

          Parroquia de San Francisco (S/C Tenerife): Señor de las Tribulaciones (s. XVIII). Técnica mixta. Anónimo.

          Parroquia de la Luz (Los Silos): Cristo de la Misericordia (1625-1632). Atribuido a Andrés Ocampo o Francisco Ocampo (PAM).

          Parroquia de la Concepción (Valverde): Señor de los Grillos (PAM).

          Ermita de Santiago (Valverde): Santiago Apóstol, atribuido a Juan Bautista Padrón de la Guardia (DJCB).

          Ermita de la Luz (S/C Palma): Virgen de la Luz (s. XVIII) atribuida a Juan Manuel de Silva Vizcaíno (DJCB), San Telmo (DJCB) y Galeón (s. XVII)-(1681) del barroco isleño (TRLP).

          Parroquia de San Francisco (S/C Palma): Señor de la Caída (1752) de Benito Hita y Castillo (PAM), San Juan Evangelista (1863) de Aurelio Carmona López (DJCB), Señor de la Piedra Fría (s. XVI) (TRLP), Virgen de la Soledad (1733) (DJCB), Magdalena (s. XIX) de Fernando Estévez del Sacramento (DJCB) y Ángel (s. XIX) de Nicolás de las Casas Lorenzo (Paso del Señor del Huerto) (DJCB).

          Parroquia del Rosario (Barlovento): Virgen del Rosario (PAM).

          Parroquia de Montserrat (Los Sauces): Virgen de Montserrat (PAM).

          Parroquia de San Andrés (Los Sauces): Figuras del Belén (DJCB).

          Parroquia de San Juan Bautista (Puntallana): Santiago Apóstol (DJCB).

          Parroquia de San Antonio Abad (Fuencaliente): Inmaculada (DJCB) y San Juan Evangelista de Aurelio Carmona López (DJCB).

          Parroquia de San Miguel (Tazacorte): Virgen del Rosario de Aurelio Carmona López (DJCB).

          Parroquia de Candelaria (Tijarafe): Crucificado (DJCB).

          Ermita de San Sebastián (S/C Palma): San Sebastián (TRLP).

          Ermita de la Concepción (Breña Alta): Virgen de la Concepción (DJCB).

          Parroquia del Pilar (S/C Tenerife): Virgen de las Angustias (1793) de Miguel Arroyo Villalba.

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