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domingo, 17 de abril de 2011

PREGÓN DE SEMANA SANTA DE SANTA CRUZ DE LA PALMA

                              No quepa la menor duda, que el templo de Nuestra Señora de La Encarnación se vistió de gala el jueves, 7 de abril de 2011, por ser el lugar ideal y convertirse en el artífice del evento sensacional del Pregón de la Semana Santa de Santa Cruz de La Palma. Con invitados de lujo, los valores artísticos se combinaron con palabras parcas en un recorrido histórico de nuestro patrimonio religioso que concluyó con la descripción de la Pasión de Jesucristo.

                              Con una breve narrativa alusiva al acontecimiento y a la fecha efímera en la comunidad el párroco, José Anselmo Pérez Lorenzo (1951), abrió la iniciativa de un programa de actos, que a todos nos llevaría al fervor y recogimiento extremo en la vida cristiana. A reglón siguiente nuestro alcalde, Juan Ramón Felipe San Antonio (1962), esbozó los rasgos principales del pregonero, que nacido en El Paso es un palmero de una amplia trayectoria como profesor por distintos centros educativos de La Palma y de Tenerife. Adquiriendo una formación en la Escuela Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla (1965) y en la Universidad de La Laguna (1981). Ganador del primer premio de escultura en la Exposición Regional de Pintura y Escultura de la capital provincial y colabora en la prensa con artículos de la temática más variada. Imparte conferencias, charlas ilustradas y dando a conocer su obra de forma individual y colectivamente en varios municipios isleños, incluso, en la Península. Ha gozado de buena crítica y es cronista oficial de su ciudad natal desde 2001.

                              Tomando la palabra el aludido anteriormente, Wilfredo Ramos Hernández (1935), con sencillez y espectacular maestría del conocimiento, nos deleitó en la senda de la creatividad desde la saga de los Carmona hasta nuestros días, con especial mención al imaginero Domingo José Cabrera Benítez (Domingo Cabrera) (1971), autor de una de las tres Marías y restaurador de las otras dos recuperadas y que, por supuesto, fueron solemnemente bendecidas y saldrán procesionalmente el Viernes Santo en la Magna Procesión del Santo Entierro. Los nombres de Juan Abascal Fuentes (1922-2003), Fernando Estévez del Sacramento (1788-1854), Andrés Falcón San José (¿?), Manuel Hernández García-“El Morenito” (1802-1874), Benito Hita y Castillo y de Guzmán (1714-1784), Nicolás de las Casas Lorenzo (1821-1901), Ezequiel de León Domínguez (1926-2008), Manuel Díaz Hernández-“Sr. Díaz” (1774-1863) y Francisco (Paco) Palma Burgos (1918-1985) componen la cronología, juntamente con los anónimos, de los pasos procesionales portadores de valiosas y bellas tallas como el Señor del Huerto, Perdón, Columna, Nazareno, Caída, Piedra Fría, Crucificado, Clavo, distintas Dolorosas, angelotes, apóstoles y santas mujeres. Con el recuerdo de las anécdotas afloraron en los labios del orador los años pretéritos para rememorar el sentido a la contemplación de los misterios evangélicos y liturgia eclesial con Alberto José Fernández García (1928-1984), Gabriel Duque Acosta (1930-1987), Jaime Pérez García (1930-2009) y Luis Ortega Abraham (1948).

                              La convocatoria anual despierta la fe y la comprensión a la calidad de piezas excepcionales, unas con más empaque que otras, pero con gran profundidad en la transmisión del mensaje. Quienes se acercan con afán de disfrutar o participar evidencian vitalidad de devoción, dejando huellas perennes con sus asistencias a los desfiles ancestrales, cuyos orígenes los siglos han sabido ennoblecer en todos los aspectos, adquiriendo un compromiso que alcanza a muchos sectores sociales reunidos al calor de las cofradías y hermandades con concentración participativa y grupal. El diseño de las calles adaptado a su difícil orografía, adoquinadas y angostas con esquinas encaladas dando muestras de arquitectura tradicional combinadas con lenguajes barrocos, neoclásicos, modernistas o regionales sirven de escaparate a la rica imaginería de procedencia americana, flamenca, andaluza y canaria.

                              El órgano, pequeño instrumento procesional o de sobre mesa, que data de los años treinta o cuarenta del XVII y fue construido en Sevilla, se sumó al acto con los acordes de su teclado accionado por las manos de Inés Sánchez Bravo (1972), que con exquisita delicadeza nos deleitó a todos los presentes con la interpretación de las obras siguientes: “La entrada de clarines, antes de tocar canciones”, anónima, típica de música española del Renacimiento y/o Barroco; “Pasacalle I” de Juan Cabanilles (1644-1712); “Basso ostinato” de Lucía Riaño, contemporánea; “Magnificat de Primer tono a la Virgen María” de Antonio de Cabezón (1510-1566), compuesto sobre el canto gregoriano del mismo nombre y consistente en siete versos en los que se glosa dicho canto y la reducción de la partitura del coral de la cantata 147 “Jesús es mi alegría” de Johann Bach.
 
                              Y se finalizó con la inspiración única de Luis Morera Felipe (1946) con su estreno denominado “Palmera”. No pudo ser más apoteósica la ocasión de escuchar la voz inconfundible del maestro en una actuación extraordinaria. El silencio se fundió con la oscuridad de los focos para irrumpir en un gran y prolongado aplauso, conjugando la felicitación con la sorpresa y emoción de lo sucedido.

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