Hermoso gesto protagonizado, el 1 de febrero, por los alumnos y alumnas de las escuelas unitarias del nordeste de La Palma en la calle O´Daly de Santa Cruz de La Palma. Fue un gran acontecimiento público a la vista de los viandantes, que contemplaban atónitos las obras plásticas expuestas en favor de la comunicación y la concordia entre los pueblos del mundo sin fronteras, armas, genocidio… y elogiaban la solidaridad de todos.
El papel protagónico de los niños es fundamental para considerarlo como un nuevo actor social, capaz de participar en los asuntos que lo afectan. Sus votos por los Derechos, que dio origen al Mandato Ciudadano por la Vida, La Paz y la Libertad, sean los artífices de una convivencia mejor y pacífica en el planeta.
Existen dos mil
razones para la Paz y para que la discriminación no sea homónima de la
disgregación. La fraternidad se convierta en el fiel de la balanza que mida la
auténtica justicia por una cultura de hermandad y no violencia. Hagamos mención
del siguiente manifiesto:
Respetar la vida y la dignidad de cada persona, sin discriminación
ni prejuicios.
Practicar la no violencia activa, rechazando la violencia en todas
sus formas: Física, sexual, sicológica, económica y social, en particular hacia
los más débiles y vulnerables, como los niños y los adolescentes.
Compartir un tiempo y mis recursos materiales, cultivando la
generosidad a fin de terminar con la exclusión, la injusticia y la opresión
política y económica.
Defender la libertad de expresión y la diversidad cultural,
privilegiando siempre la escucha y el diálogo, sin ceder al fanatismo, ni a la
maledicencia y el rechazo del prójimo.
Promover un consumo responsable y un modo de desarrollo que tenga
en cuenta la importancia de todas las formas de vida y el equilibrio de los
recursos naturales del planeta.
Contribuir al desarrollo de mi comunidad, propiciando la plena
participación de las mujeres y el respeto de los principios democráticos, con
el fin de crear juntos nuevas formas de solidaridad.
La atención a los
derechos del hombre es prioritaria a los gobernantes e instituciones
supranacionales. En el orbe contemporáneo, el respeto a esos principios forma
la raíz de una misión estrechamente ligada a un fin y objetivos específicos,
que deben de ser reclamados siempre y en todas partes. Se trata de un factor importante
en el comportamiento y desarrollo socio cultural de las naciones.
Realmente, es
triste concebir la idea de que, aún, subsisten miles de situaciones que representan
una seria amenaza a la fraternidad, y en las que se hace caso omiso de los
compromisos fundamentales del ser humano, el bien de todos se subordina a
intereses particulares, el pobre es explotado por el rico, el débil por el
fuerte, el inocente por quien carece de escrúpulos… y, además, los hombres son
víctimas de la ciencia y de la tecnología, en lugar de ser los beneficiados del
progreso y del desarrollo creados por el genio de ellos.
Resulta esencial
poseer un espíritu global de comprensión y de conciencia con una visión muy amplia
y distendida para acreditar que: “Cuando está amenazada la paz de uno, está en
peligro la de todos, y no puede haber en este mundo si uno solo de los pueblos,
aunque sea el más pequeño, es olvidado o excluido”.
No se embriaguen
nuestros ayes con otros ayes. La sublime voz de la esperanza sea el propósito
útil y pregonero de aniquilar el odio, la mentira y otros males en miles de
seres inocentes para suplicar por el entendimiento entre los gobiernos.
Cuántas manos fatalmente aprietan el
gatillo para asesinar a hermanos nuestros, bañando de rencor el pan de cada
día, ahogando con migajas el llanto… Nuestro aliento se convierta en fértil
canto, que rompa la cadena de la condena y de la cruel tortura, y que sea el
umbral de un amanecer nuevo y resplandeciente.
Juan Pablo II
(1920-2005): “No prevalezca la espiral del odio y la violencia, que no conducen
a solucionar los problemas”. Y, Benedicto XVI (1927), en su primera y tradicional
Misa de Nochebuena, el 25 de diciembre de 2005, en su homilía dice: “Cumple tu
promesa Señor. Haz que donde hay discordia nazca la paz, que surja el amor
donde reina el odio, que se haga luz donde dominan las tinieblas. Haz que
seamos portadores de tu paz”.
La verdadera
amistad entre las familias procede del auténtico fruto del amor y la esperanza
de no escribir páginas de nuestra historia con letras de sangre. Y, que desde
ahora en adelante, en este siglo y milenio se haga con la inteligencia y el
corazón.
Vamos a enviar palomas
hacia todas las galaxias,
desde el Roque en Garafía,
nevadas de luna clara.
Vamos a escribir palomas
sin cuadernos, sin pizarras,
que vayan de mano en mano
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