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domingo, 26 de febrero de 2017

LA CARA MÁS AMABLE DEL INVIERNO

                              Comenzamos diciendo que la floración de los almendros es un fenómeno natural, que se produce entre enero y febrero. Como siempre, este año, volvió a deparar un espectáculo único y sensacional en medio de llanos y terrenos ondulados y pedregosos por zonas rústicas de nuestra isla de La Palma.
                              El colorido de sus árboles con ese tono blanquecino y rosáceo, tan característico que brota cada vez en invierno contrasta con la huella lávica de muchas erupciones volcánicas, formando parte del paisaje y epidermis de la comarca y de la memoria de los isleños.
                              Dichosas las lánguidas miradas que se expansionan hacia el horizonte placentero, armónico y sabio, levantando el ánimo a todo ser contemplativo. La luz halla un remanso de paz en su más honda penetración en el cáliz onírico del  cansino senderista en su largo caminar y disfrute de tanta belleza.
                              Su dedicación a la promoción y difusión de la cultura tradicional popular de Canarias es un fascículo importante, enriqueciendo nuestro patrimonio y legado, así como nuestra artesanía y economía mediante distintos actos y maneras de realizarlos  con actividades gastronómicas.

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