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domingo, 14 de julio de 2019

TIERRA DE VOLCANES

Cráter del volcán de San Juan. Erupción de 1949. Cumbre Vieja
                              El conocimiento de la propia región requiere un interés presente por su realidad geográfica, histórica y cultural. Nuestro medio natural se halla bastante transformado por la acción del propio canario, necesitado a combatir por una subsistencia precaria y de otras muchas circunstancias. Conformamos un medio adaptado a las irregularidades del terreno. Muchas veces, castigado por diversos fenómenos, entre ellos el vulcanismo o volcanismo, aunque no siempre son perversos, sino beneficiosos a la agricultura, turismo y economía con ventajas de singulares esperanzas de futuro.
                              La Palma, tierra de volcanes, se llena de belleza con la presencia de un azul intenso, que calma la agonía del rugir lejano de fuego y lava, destrucción y resurgimiento… Caminar por rutas abrazadas por la luz del sol con el simple objetivo de cumplir un placer acabado con el supremo éxtasis de la imaginación, satisfacción y rendimiento, siempre, se pone la mirada fija en el horizonte.
Campos de lava. Todoque
                              El convivir con la naturaleza ha sido una lucha constante, compartiendo la aridez de los malpaíses, lapilli, bombas, cráteres y conos amenazantes como los molinos de viento de la obra cumbre de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), Don Quijote de la Mancha, considerados gigantes por el Hidalgo, al contrario que su escudero Sancho Panza, que los veía reales como tales. Lo mismo sucede con el palmero conviviendo con ellos e integrándolos en el paisaje como elemento esencial del mismo, pregonando el origen geológico isleño. En la isla se realiza con la singular morfología del suelo, venciendo la pronunciada pendiente, que finaliza en abruptos acantilados marcados con la espuma y la bravura de las olas.
Teneguía. Erupción de 1971
                              La cita de las dos últimas erupciones del siglo XX es obligada: La de San Juan en 1949, arrasando campos de cultivo y viviendas tras el paso de la colada. Sin embargo, hoy se puede disfrutar de las impresionantes lenguas negruzcas y serpenteantes. Fruto de tal acontecimiento es la Cueva de las Palomas, rebautizada, recientemente, como el Tubo Volcánico de Todoque (Los Llanos de Aridane). En él destaca su estructura geomorfológica propia de la zona, siendo uno de los más largos del contorno insular. Su valor es eminentemente geológico y se acrecienta por su importancia biológica al albergar una fauna peculiar de formas invertebrados muy adaptados a la vida hipogea. Alrededor suyo existen leyendas y otros episodios, que formarían un amplio capítulo de la historia canaria.
                              Y, en segundo término, sería la penúltima ocurrida en el archipiélago en 1971 por el mes de octubre, en el pueblo sureño de Fuencaliente, denominado Teneguía, por la proximidad al Roque del mismo nombre y que constituye una zona protegida como Monumento Natural.
Monumento Natural Teneguía
                              No podemos dejar en el olvido el de San Antonio, en 1677, en la misma localidad que el anterior, por su gran cono prehistórico, resultado de una descomunal explosión freatomagmática. Cuenta con la protección del cercano accidente mencionado y Centro de Visitantes. En el interior de su abertura, según la anécdota transmitida por los naturales del municipio, observamos la plantación de pinos de especie autóctona hecha por escolares en el cuarto decenio de la pasada centuria. La virulencia de su actividad se manifiesta en el ocultamiento del balneario de la Fuente Santa, a unos setenta metros de profundidad, con materiales incandescentes. Contenía aguas termales a altas temperaturas, que se le atribuían propiedades medicinales para enfermedades de la piel, lo decían las crónicas de ese entonces, siendo reconocidas tanto por los colonizadores europeos, como por los antiguos pobladores prehispánicos. Después de muchas búsquedas, que se convirtieron en fracasos y desilusión por los escasos y rudimentarios instrumentos técnicos, se llegó a 1995 cuando avalado por los entes públicos autonómico e insulares se emprendió la tarea de hallarla, según intuición y criterios precisos de esperanza y concienciación de seguir la trayectoria correcta. Así fue hasta descubrirla y trazar un plan innovador para su uso actual, tratándose del milenio y adaptación, pasado varios siglos.

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