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domingo, 23 de mayo de 2021

LA FECUNDA AMISTAD COMPARTIDA Y LOS POSIBLES AMIGOS

La amistad fecunda es un valor
                              Hace más de veinte años conservaba colgado de una pared un par de páginas de una revista de corte sociológico, cuyo contenido me sugería bastante y siempre que las leía me despertaba la curiosidad de una meditación larga y distendida por su contenido. Ahora, confieso en estas líneas el deseo de comentar la fecundidad de la amistad por ser un amor, que no se comunica por los sentidos, sino que es un valor mucho más importante y de las que recojo muchas sugerencias para compartirlas con quienes quieran transmitirlas como yo lo he hecho, en caso contrario pido perdón.                                                                                                      Es una esencia incondicional ofrecida libremente y conscientemente, pero sin sus alas, como diría George Gordon Byron (1788-1824), conocido por Lord Byron, poeta británico. Siempre hay que saber con certeza y nunca jamás con simples conjeturas el alcance de nuestras posibilidades, que nos absorbe con frecuencia. Es importante contabilizar lo que se puede esperar de cada amigo.                                                                                                Cada uno muestra a los demás lo que es por las amistades poseídas y en esa relación compartida o cedida gentilmente. No se recomienda a todas las personas, sin antes revisarlas, porque el que es de todo el mundo se transforma en un enemigo. 
Llévala siempre contigo
                              La buena amistad no se consigue con los absurdos propósitos de falsear la realidad y ser amigo de quienes tengan poderosos enemigos. Es desinteresada entre semejantes coetáneos o correligionarios… Si se tiene un verdadero amigo puede decirse que existen dos almas. Nunca podremos dar lo que no tenemos, ni ofrecer lo que hemos soñado para obtener beneficios individuales o colectivos.
                              Si quieres hallar en cualquier lugar amistad, llévala contigo como un muy preciado don y no sentirás el estrago de la soledad. Es lo más grande y bello que puede haber, cuando con sinceridad se ofrece. Florece como las flores y es un deseo inmenso de resplandor en la fe.                                                                                           El nombre de amigo es corriente, como si se tratara de un cálido saludo, pero la amistad no tiene un valor de supervivencia, sino una de las cosas que le da valor. Con alguien podemos dar la paz interior y la confianza, capaz de comprender su presencia. Es más vergonzoso desconfiar del amigo que ser engañado, porque si se considera verdadero, no habrá perdón. La amistad es esencial en alguien, ya que los mismos se eligen a voluntad formando una familia, que no son ni muchos, ni pocos, sino los suficientes. Mi cuerpo y espíritu flotan con rasgos de felicidad y libertad, cuando estoy con uno de ellos, para no encontrarme solo, ni ser dos.
                                              “No hay riqueza tan segura como un amigo seguro” -Juan Luis Vives (1492-1540) humanista, filósofo y pedagogo valenciano (España)-. Es lógico saber y asumir que en el afecto puede haber “amor propio” entre una pareja o grupos de origen social, religioso, económico, étnico, etcétera (etc.) como hay interés personal en la amistad. Salvarla de la hipocresía del mundo, del egoísmo y de la indiferencia es una lucha constante. Es la fosforescencia que sirve de faro cuando el universo se encuentre ensombrecido en torno a sí mismo.
Los excelentes amigos reunidos 
               ¿Queréis contar a vuestros amigos? Napoleón Bonaparte (1769-1821), militar, estadista y emperador francés, dijo: “Cae en el infortunio y conoceréis la verdadera razón de ambos términos”. Cuando te encuentres en los momentos más críticos de tu vida, crisis o decaimientos emocionales, por circunstancias adversas no dudes, que la suprema amistad de un excelente amigo te impide resbalar al abismo.
                                Busca el equilibrio entre la felicidad y los males personales en ti mismo y en tu pareja, familia, compañeros, vecinos y demás para que la armonía no disminuya. “La amistad es una igualdad armoniosa”, decía Pitágoras (c. 569-c. 475) antes de Cristo (a.C.). Siempre será provechosa cuando se necesita la ayuda sin paliativos, siendo en contadas ocasiones los lazos que nos atan a ella, más fuerte que los vínculos de la sangre y la familia.                                                                       El apego nos une el sentimiento y la pasión y nos hiere, a veces, cruelmente. Sin embargo, la amistad perdura e infunde aliento para perseverar. Quizás, pensáis que es imposible conseguir el amigo ideal en una humanidad a desbordar de egoísmo e indiferencia. Si reflexionáis un poco, nada más, os daréis cuenta que no es así.

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