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domingo, 27 de junio de 2021

LLÉVALA CONTIGO A TODAS PARTES

                              Pensar en junio en la salida del COVID-19, se hace eterno a la par que angustioso, la Semana Santa no se celebró con actos visibles, procesiones en las calles, sino con austeridad dentro de los templos con riguroso cuidado, guardando las distancias y las medidas de higiene, con suma prestancia a las órdenes dictadas por las autoridades sanitarias, tanto nacionales como autonómicas regionales (CCAA) y municipales. Resumiendo, el contenido redactado, no sabemos lo que nos deparará la, muy temida pero real, cuarta ola.                                                                                                                                                  Ni treces, ni pasar por debajo de una escalera y/o andamios anclados en medio de una acera frente a una fachada de vivienda en restauración, ni cruzarse con un gato negro al pasear por cualquier sitio… Las supersticiones se quedan a un lado después de padecer lo que hemos tenido suerte de vivir. Y, es que la ambigüedad de la reflexión nos lleva a eso, una salud mental y emocional total, tocada para aquellos que sobrevivimos a la pandemia. Da igual que hayamos mantenido distanciamiento social, da igual que nos hayamos lavado las manos y quitado los zapatos antes de entrar a casa, da igual el confinamiento voluntario frente a los pronósticos de nuevas oleadas. Da lo mismo que nos hayamos cuidado. ¡El virus ha llegado a nosotros, sin apenas tocarnos!                                                                  ¿Quién va a temerle, ahora, al 13 habiendo vivido el 20? Pues eso, este número pretende ser algo positivo, páginas en las que evadirse, con las que soñar, con las que planear todo aquello que vamos a hacer en cuanto el mundo se estabilice y, por fin, nos deje respirar. 
                     El día que los informativos abrían el noticiero recordando que se cumplía un año de inmovilizarnos voluntariamente o no, en 2020, un jarro de agua fría nos caía a muchos por la espalda.
                ¡Un año ya! Esta guerra contra un inesperado mal en la que 365 días después aplaudimos 200 muertos diarios en nuestra nación, miramos a un lado con las más de 2000 en el mismo periodo de tiempo en un país como Brasil y oscilamos los 3 millones de muertos registrados a nivel global, se ha convertido en una situación difícil de digerir, sin cuartel. El primer paso hacia nuestra felicidad será admitirlo. Valga la expresión: ¡Estamos tocados! ¡Pero no hundidos!  
                                          Me gustaría que las palabras anteriores, que surgen de desgarros en mi alma, se conviertan de algún modo en nuestro mayor referente. Ahora los medios públicos de enlace nos dicen, que debemos ser precavidos y apoyarnos en circunstancias como éstas.                                                                                                         No permitamos ser indiferentes, da igual su raza, sexo, estatus social o religión. La mascarilla llévala contigo a todas partes, como nuestra pequeña aportación hacia la normalidad, que no vivimos aislados de la súbita peligrosidad del contagio. Anhelamos obtener el objetivo trazado desde hace bastantes meses de tensión.     
              Seguimos sumando, a pesar del buen ritmo y aceptación eficaz o sencilla del plan de vacunación, ya que esa es una de las formas que tenemos de honrar a los que ya no lo pueden hacer. Seguimos trabajando, porque ellos cayeron y no pudieron. Continuamos soñando por un nuevo amanecer, dándole las felicitaciones a tantos arriesgados héroes del servicio de salud, que luchan día y noche por una mejor atención prioritaria con aliento de buenos samaritanos, sin ser reconocidos en sus labores humanitarias, la mayor parte de veces, pero plausibles sin gravámenes y cotas en la entrega altruista, aunque sí dignas de considerarse importante su inscripción en el Libro de los Guinness. A las generaciones más jóvenes les debemos eso, sueños, ganas e ilusión, aunque unas jornadas cuesten más que otras, algo que sabemos, seguimos avanzando y deseamos que lo haga junto a los demás. Gracias, gracias por estar al lado de los que piensan correctamente.

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