Es la arteria principal del barrio de La Canela o de San
Sebastián. Recibe el nombre del santo mártir romano protector contra la peste y
cuenta con una ermita del siglo XVI. La calle se integra en el antiguo camino
real de la Banda, que conecta Santa Cruz de La Palma con el Valle de Aridane
hasta el puerto de Tazacorte, cruzando la cumbre. También, fue conocida como
calle que sube al tanque de San Sebastián y camino de Buenavista, calle real
que va de la plaza al convento de Santo Domingo y a Buenavista, calle real que
va a la cruz de Calcinas o calle real que va al dornajo.
Durante quinientos años residieron en ella personalidades de
las milicias, la política, la religión y las artes, acogiendo, además,
importantes instituciones culturales como la Real Sociedad Económica de Amigos
del País de La Palma y la imprenta de El Time.
En la primera mitad del XX estuvo nutrida de tabaqueros,
bordadoras y costureras, relojeros y joyeros, carpinteros, latoneros y
excelentes maestros reposteros y panaderos. Poblada de ventas y pequeños
comercios de víveres, como los renombrados de Juan San Gil, Socorro y Castelar,
que más de cien años compitieron con los centros neurálgicos del mercado de la
ciudad capital.
Podemos comenzar a describir su itinerario, dividiéndola en
tres tramos, de este a oeste, de pronunciada pendiente. Su primer tramo se
llamó, en algún tiempo, asimismo cuesta del pósito o calle real que dicen del
pósito, que comprende desde la mencionada Real Sociedad intelectual hasta la
plaza de la antigua ermita. En ese recorrido nos recreamos con la calle Virgen
de La Luz, invitación a la observación de un pasado espléndido lleno de
acontecimientos históricos, sociales y culturales.
El Cabildo Insular en su momento mostró
interés en comprar parte del inmueble, para que sirviera de casa de alhóndiga,
y así recoger el pan de los pósitos, que denominó de los pobres.
El estudio del establecimiento de un colegio de segunda
enseñanza en La Palma, hizo que la Sociedad Económica insular decidiera fundar
una permanente en Madrid y que tuviera la misión del cargo de los trámites
necesarios para obtener el centro educativo.
Así, con fecha 6 de septiembre de 1866, se dirigió una Exposición
a la reina. En dicho documento se recogen las opiniones del palmero Faustino
Méndez Cabezola (1836-1880), licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras por
la Universidad de Madrid, catedrático del Instituto de Canarias en San
Cristóbal de La Laguna y del de Guipúzcoa, gobernador civil de Logroño, etc. y
secretario del dicho ente cultural.
La mencionada institución no se limitó a tramitar el
documento con lo acordado a la Corte, sino que escribió a uno de los hijos
ilustres de este pueblo Valeriano Fernández Ferraz (1831-1925), doctor en
Filología Clásica y catedrático de árabe de la universidad madrileña,
solicitando su apoyo.
Finalizado el primero, comenzamos con el segundo tramo, que
consiste en un serpentear ascendente desde la vía Adolfo Cabrera Pinto para
encontrarnos con la de Francisco Abreu, que atraviesa una parte del antiguo
huerto del convento dominico de Santa Catalina de Siena. Fue abierta entre 1876
y 1878 y urbanizada hacia el oeste, conociéndole desde entonces como calle Nueva.
Desde 1904, a propuesta de varios vecinos del barrio, lleva el nombre del
médico y político Francisco Abreu García (1861-1912), apodado “el amigo de los
pobres”.
Entre sus inmuebles resaltan los números iniciales, que
siguen modelos constructivos de la segunda mitad del XIX y principios de la
siguiente centuria, siendo llamativo una de las pocas casas modernistas, nº 4,
proyectada por el maestro de obras Eladio Duque Batista (1869-¿?) en 1911, y el
nº 1, más antigua que la anterior.
Históricamente, la de San Miguel limitaba al este con el
antiguo huerto del monasterio monjil, por lo que se conocía como callejón de
las monjas. Su denominación actual comienza a oficializarse en la segunda mitad
del XIX y está relacionada con el convento de San Miguel de Las Victorias.
Arquitectónicamente, llama la atención porque las viviendas
del lado derecho son más viejas que las del costado contrario. En el primer
caso, encontramos varias terreras y de dos o más plantas, de factura
tradicional, anteriores al XIX. La alineación oriental, correspondiente a la
numeración impar, ocupa el solar del exhuerto monástico. Sobresale la variedad
estilística y su modernidad: estilo neoclásico, racionalismo y eclecticismo.
Fue poseedor de la encomienda y placa de la Orden de Sanidad,
Medalla de Oro de la ciudad de Santa Cruz de La Palma, nombre de una de sus
calles y un busto en bronce en la plaza de La Alameda, que se encuentra muy
cerca en donde estuvo su clínica, actualmente sede del Centro de Salud,
considerada y puesta en valor recientemente como una joya arquitectónica, obra
de Miguel Martín Fernández de la Torre (1894-1980), arquitecto grancanario, y
que por parte del Consistorio se pretende conservar y proteger.
Más arriba nos situamos en la calle Drago, nombre derivado de
nuestro acervo patrimonial de flora y fauna autóctona. Es el antiguo callejón
que va al convento de Santo Domingo que comenzó a conocerse en el XIX.
Bordanova retrató la hacienda en varias ocasiones y sus óleos
constituyen unas de las imágenes más antiguas que se conocen de la zona y
resultan fuentes fundamentales para el estudio de la historia urbanística de la
calle y de otras.
En ambas esquinas de la misma se halla, por el lado primero,
la casa Fernández, cuyo propietario fue Bernabé Fernández, que como buen
discípulo de su padre fue maestro en el oficio de carpintería y arquitecto ensamblador
de retablos, pero le superó con creces en el desempeño de su dilatado quehacer
profesional.
Y, por el otro lado, en el de enfrente, El Rincón de Pepita
Sosa, apelativo sugerido como iniciativa popular de doscientos veinticuatro
antiguos alumnos y padres, que fue aprobado en 1998 por el pleno municipal.
Se trata de una plazoleta pensada para honrar la memoria de
una de las mujeres más influyentes del barrio durante el segundo tercio del XX,
llamada Josefa Patricinia Ascensión Sosa Armas, vulgarmente conocida como
“Pepita Sosa”, que abrió una academia privada en su domicilio por la que
pasaron hasta tres generaciones de jóvenes.
Llegando al Dornajo, se abre la de Tosquitas desde la parte
alta de San Sebastián y hacia el este, enlazaba con la de Montecristo. Hoy ha
quedado interrumpida por el trazado de la carretera de Timibúcar.
Haciendo alarde de su formación estilística nos introducimos
con ojos sorprendidos y con el palpitar del corazón contemplando la belleza de
una amplia vista panorámica en Cajita Blanca. Debe su nombre a la arqueta de
reparto desde la que se distribuía el agua del abasto público hacia el sector
sur a través de una red de canalizaciones y a la referencia al color de la cal
con la que se revestía.
Montecristo, no es casual que la cima del barrio se llame
así, en alusión al monte de Cristo o monte Tabor, el monte alto, ya que desde
este lugar se tienen unas visiones privilegiadas. Se trata de una arteria muy
irregular.
-Callejero del barrio de San Sebastián. Ayuntamiento de Santa Cruz de La
Palma.
-75 Aniversario. Instituto Alonso Pérez Díaz. Santa Cruz de La Palma.
2007.
-Santa Cruz de La Palma: recorrido histórico-social a través de su
arquitectura doméstica. Jaime Pérez García. 2004.
-Otras fuentes de información de archivos propios.
-Conocimientos y vivencias personales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario