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domingo, 22 de octubre de 2023

MUNICIPIOS DE LA PALMA: BREÑA BAJA

                              La Muy Noble y Honorable villa de Breña Baja, en el este, cuenta en sus costas como uno de los principales núcleos turísticos de la isla, la playa de Los Cancajos, galardonada con la bandera azul y una de las mejores zonas para buceo. Montañas, playas, artesanía, senderos, vistas panorámicas… Se localiza en una estrecha franja entre la villa de Mazo y Breña Alta. Situada en el antiguo cantón de Tedote, constituyó un solo municipio con el otro homónimo con el nombre unificado de Las Breñas, estudiado ya en esta serie de ‘Municipios de La Palma’, hasta 1634. La economía del lugar está basada en la agricultura, siendo los cultivos tradicionales plátanos, aguacates y otros productos de la huerta como papas y frutales.

                              Con una superficie de 14,19 kilómetros cuadrados, que equivale al 2% del territorio insular y con una altitud de 300 metros en el casco urbano de San José, 400 en Las Ledas y 10 en Los Cancajos y El Fuerte, cuenta con pequeñas industrias, las cuales, favorecidas por su cercanía con la capital, complementan su desarrollo territorial.

                              Es uno de los lugares más pintorescos, debido a la naturaleza lávica del terreno y a su vegetación. Recibió el nombre de Las Breñas por parte de los colonizadores. Su atractivo más notable lo compone la costa, con calas de arena negra y restingas volcánicas acariciadas por un excelente clima.

                              En la montaña de La Breña hay instalado un bello mirador, desde donde se ve una vista maravillosa. En él está la Cruz del Milenio, datada en 1901.

                              Como parte anterior, tenemos las Salinas, junto a Los Cancajos, del XVIII, constituyendo un modelo único de ingenio salinero de inspiración grecorrromano.

                              Ha sido la localidad elegida para ubicar unas instalaciones de tan alto prestigio dentro de la oferta alojativa como es el Parador Nacional de Turismo. Este moderno edificio, de casi 25000 metros cuadrados, está inspirado en el pasado donde piedra, madera, teja y cal se combinan con los materiales básicos de la arquitectura isleña.

                              La otra Breña baja hasta el mar, pero linda con su gemela en las medianías e incluso en los altos. La costa, su gran razón de progreso, se proyecta hasta el vecino Mazo, en las proximidades del aeropuerto nacional.

                              En una fértil y estrecha franja La Montaña de la Breña, lindero con Mazo, domina un vasto panorama, con el Atlántico como telón de fondo y con las referencias de especies botánicas múltiples, algunas en franca porfía con la vegetación antigua y lujuriante de las cumbres.

                                     RESUMEN HISTÓRICO:

                              El municipio perteneció al antiguo cantón de Tedote, nombre que al parecer significaba ‘monte’ entre los primitivos habitantes. Fueron los conquistadores quienes la llamaron Breña.

                              Inicialmente estuvo unida al de Breña Alta, bajo la denominación de Las Breñas, gobernado por un alcalde pedáneo, pero en noviembre de 1634, se dividieron designándosele a esta su correspondiente alcalde y alguacil ejecutor, con iguales atribuciones y funciones que su homónima.

                              En 1637, visitando pastoralmente la isla el obispo, Francisco Sánchez de Villanueva y Vega, los vecinos le solicitaron que la antigua ermita de San José, dependiente del curato de San Pedro, se erigiese en parroquia, concediéndolo en junio del referido año.

                              El rey Carlos III, en sus órdenes de protección y en consideración a lo atrayente de la zona, aconsejó la construcción de un fuerte, en el lugar donde existió otra batería destruida por un aluvión en 1694.

                              En julio de 1949 se le concede el título de Muy Noble y Honorable Villa.


                                      DÍA DE LA MADRE
:

                              Si bien Breña Baja eligió el tercer domingo de mayo siguiendo las tradiciones de Cuba. Lo cierto es que, en la isla caribeña el Día de las Madres se celebra desde siempre el segundo domingo del mismo mes, desde aquel primer homenaje, un 10 de mayo de 1920. Fue el primer municipio de España que ratificó en un pleno la celebración, hasta fijarse en el primer domingo del quinto mes del año, desde mediados de la década de los 60. Gracias al concejal Félix Duarte Pérez (1895-1990), quien, tras una etapa de emigrante en Cuba, propuso en 1936 que se organizara la onomástica el tercer domingo de mayo.

                                   DE CUBA A CANARIAS:

                              Duarte, poeta y escritor, emigró con 16 años a Venezuela, donde publicó sus primeras líneas. En 1919, se trasladó a Cuba, ahí fundó la revista ‘Cuba y Canarias’ y a lo largo de su paso por la isla caribeña estuvo detrás de grandes iniciativas como la fundación del Liceo Canario de la misma, cuya sección de Literatura presidió. En los años 30, regresó a Canarias, concretamente, a su tierra natal, donde no sólo continuó siendo poeta, sino que trabajó por su pueblo.

                              Fue en su papel de figura pública cuando, el 5 de abril de 1936, presenció a iniciativa suya, la adopción de la resolución perenne de celebrar la efeméride en cuestión, acordada en el pleno de la Corporación Municipal.

              EL DÍA DE LA MADRE POR TODO LO ALTO:

                              A diferencia de otros puntos de España, Breña Baja si celebra el Día de la Madre por todo lo alto. Tiene sentido, si se tiene en cuenta el hecho de que la iniciativa de Duarte Pérez hace casi un siglo fue la que llevó a este pequeño solar patrio a convertirse en Muy Noble y Honorable Villa, por parte de la Academia de la Historia.

                              Su céntrica plaza, también dedicada a las madres del mundo, ‘plaza de las madres’, se extiende bajo los cimientos del viejo ayuntamiento, frente al cual, desde hace menos de una década, en 2015, se inauguró una escultura.

                              Tomando la palabra en dicho acto, el cronista oficial, Julio Marante Díaz, dijo que: “recordaba el trabajo de aquellas madres que se quedaban solas cuando sus maridos partían al ‘Nuevo Mundo’ en busca de un futuro mejor”. También, hizo alusión al propulsor del ‘Día de las Madres’, el por entonces concejal e ‘hijo predilecto’ del municipio, Félix Duarte Pérez, quien propuso celebrar esta jornada tal y como se hacía en distintos lugares del continente americano. Fue así como Breña Baja, en 1936, se convertía en el primer municipio de España en festejar el ‘Día de las Madres’ y el hecho que justificó la concesión del honorífico título antes mencionado, que sustenta como emblema de su escudo, años más tarde, en 1947.

                              La escultura es obra del artista local, Antonio Pérez Ortega, en homenaje a todas las figuras maternales. Con una piedra basáltica como pilar y, a su vez, sobre una base de hormigón, se levanta esta estructura de bronce de 1 metro y 80 centímetros, que, por su ubicación, puede ser observada desde diferentes ángulos del recinto público.

                              La efigie, según expresó el propio autor, ‘trata de representar ese vínculo insuperable de complicidad, el lazo de conexión que une a una madre con su hijo, desde el mismo instante en que sus miradas se cruzan y el gesto de ternura, que tiene el pequeño, al tocar el rostro de la madre y sentir que entre sus brazos está seguro y salvo’.

                                 EL ALMA DE UN PUEBLO:

                              En Breña Baja, como en otros muchos pueblos, las raíces del pasado hacen sólidas, verdaderas y entrañables todas las cosas. Hay momentos referenciales en la historia que es preciso recordar para reconocer la tarea de las mujeres, que aquí quedaron cuando sus maridos, padres, herman@s e hij@s emigraron al otro lado del océano. ‘Madres resignadas y ansiosas por el agobio y la tensión emocional, debido a la penuria económica, a la sobrecarga de los hijos y al trabajo excesivo’.

                              Sólo, esperamos que ese ritual, que un día Félix Duarte nos trajo de Cuba y que aquí conservamos en forma de rosas rojas y blancas, refleje por siempre, además del gozo por tener la madre viva o la tristeza, porque se nos ha ido, un compromiso de todos para que una villa ‘honrada y ennoblecida’ corresponda siempre a las madres, porque ellas han sido, son y serán los ángeles guardianes de los sueños de sus hijos. Por algo será que, desde hace años, dos rosas, blanca y roja, con una aureola de gloría sin espinas forman parte de su escudo.


                         VISITAS DE INTERÉS CULTURAL
:

                              Se conservan antiguas casonas que le confieren un especial atractivo.

                              La iglesia parroquial, antiguo templo, bajo la advocación de San José, merece visitarla. Inicialmente fue una ermita de la que aparecen noticias en 1550 y que posteriormente ha ido sufriendo una serie de transformaciones, en la que destaca la construcción de la capilla de la Virgen Nuestra Señora del Rosario. Hoy, se halla al culto y la totalidad de sus imágenes han retornado a su sitio original.

                              En ella se conservan algunas imágenes de cierto valor, como la talla flamenca del titular; la del grupo formado por Santa Ana, la Virgen y el Niño, datada en el XVI. Es la patrona, cuya fiesta se celebra el 26 de julio, conjuntamente con una feria de artesanía; dos tallas del Arcángel San Miguel y otras de Santo Domingo de Guzmán y San Vicente Ferrer.

                              San Antonio y la Santísima Virgen del Perpetuo Socorro son dignas señales de fe de un pueblo devoto y amante del pasado.

                                              ECONOMÍA:

                              La agricultura del municipio se caracteriza por la gran fragmentación de la tierra, en la que abundan las pequeñas parcelas.

                              Las características del suelo no favorecen del todo la formación de barrancos, al filtrarse el agua, existiendo un único cauce, el de Amargavinos, que también se denomina San Antonio, a su paso por esta zona.

                              A lo largo del litoral, las coladas han dibujado un perfil irregular. Aparecen algunos entrantes, como El Charco, con varias calas, siendo la más conocida la de Los Cancajos, donde se viene desarrollando una creciente urbanización turística.

                              La influencia de los alisios es determinante en el clima, presentando un área superior con unos aportes de humedad, que favorecen la presencia del monteverde. Por el contrario, ofrece unos indicios de mayor aridez en partes bajas.

                              La población se reparte entre las medianías y la costa, siendo el casco urbano y administrativo, San José, que no supone el área más habitada del término municipal, sino lo es San Antonio, más cercana a la costa.

                           VISITAS DE INTERÉS NATURAL:

                              El sector alto del municipio está incluido dentro del Parque Natural de Cumbre Vieja y Teneguía. Junto a grandes conos volcánicos que destacan en el paisaje, aparece una importante masa de vegetación

                              Los singulares valores paisajísticos que encierra buena parte del término territorial, tanto los montes, como las tierras cultivadas, donde se intercalan casas y restos de vegetación natural, pueden apreciarse en distintos sitios, como en El Zumacal o la montaña de La Breña, en donde hay un área recreativa, que abarca La Rosa.

                            CULTURA POPULAR:

                              Las labores artesanales, sobresalientes muestras de tradición y popularidad, que ha traspasado la frontera de la insularidad con orgullo y maestría de contagiar el amor y bregar por nuestra propia y única cultura, como la cestería de vara, los bordados, la cerámica o la confección de tejidos en el telar de siempre.

                              Tanto en Breña Baja, para la fiesta de Santiago, Santa Ana y San Joaquín, 25 y 26 de julio, como en Las Ledas para San Isidro Labrador, domingo más próximo al 15 de mayo, es típico el canto de La Loa.

                              No quepa la menor duda que, sorprendentemente, en la isla de La Palma nos podemos encontrar algunas pirámides de piedras, que se localizan en diferentes municipios y en cantidad suficiente para llamar la atención y posible reflexión, como en Breña Baja, Mazo y El Paso, aunque antaño se tenía conocimiento de una de gran tamaño en Garafía y que había restos de cerámica aborigen, pero fue destruida. Desconocidas por la mayoría, oriundos y forasteros, pasan desapercibidas, pero ahí siguen, después de cientos de años.

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