Dos palabras, consuelo y esperanza, sobre la vida presenta
caracteres análogos como que es fruto de las mismas cualidades de la Virgen. Se
realiza a impulsos del mismo fin de hacer influir en el pueblo las cosas de la
fe, entre la vida práctica y los dogmas religiosos.
La vida de María se revela como vida de mujer y de madre y
nos transporta continuamente al medio ambiente de las mujeres y de las madres,
a escenas de calladas preocupaciones femeninas, de amor y sacrificio
maternales. De esta manera la vida de María complementa la vida de Jesús, no
sólo en lo general, sino también en lo particular, singular y silencioso,
precisamente porque revela el papel de la mujer y de la madre en el plan divino
de la creación.
Cuando apenas recobrábamos el aliento tras una epidemia tan
cruel las entrañas de nuestro subsuelo comenzaron a vomitar lava y ceniza,
sufrimos la erupción del volcán Tajogaite. Por toda parte se llenaba de fuego y
oscuridad, pero más aún de tristeza y angustia, de incertidumbre y desamparo
nuestras vidas, por lo que celebramos la LXX edición de las fiestas lustrales,
hace casi dos meses, después de diez años de espera. En medio del dolor, los
palmeros y palmeras hemos conocido la forma idónea de caminar hacia delante.
La presencia firme de María de Las Nieves, como siempre
alimento y alimenta la esperanza de un pueblo frágil pero creyente, que de la
mano de su Madre afianzó su certeza de no desfallecer en el camino.
En este año tan especial para la isla de La Palma nos hemos
asomado desde nuestra fe católica a colaborar en el apoteósico y sublime
encuentro de María para darnos un abrazo y decir, así: ‘Virgen de Las
Nieves, Madre de La Palma, intercede por nosotros, por todos los que sufren, y
lleva nuestras oraciones al corazón de Dios. Amén’.
Según palabras del obispo de San Cristóbal de La Laguna, en
programa, ‘PEREGRINACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LAS NIEVES A TODOS
LOS MUNICIPIOS DE LA PALMA’: “María es consuelo y esperanza nuestra,
como afirma el lema de esta Visita de la amada imagen. En efecto, como afirmaba
el recordado Papa Francisco en la bula de convocatoria de este jubileo dedicado
a la esperanza, en los borrascosos acontecimientos de la vida, la Madre de Dios
viene en nuestro auxilio, nos sostiene y nos invita a confiar y a seguir
esperando -Francisco, Spes non confundil 24-. Así lo ha experimentado nuestros
padres y antepasados a lo largo de los siglos en La Palma, manifestándolo en su
devoción sincera a la Virgen de Las Nieves, y así también lo siente el pueblo
palmero de nuestros días.
Su presencia materna llena de ternura tan significativa en
el corazón de los palmeros y palmeras será motivo para seguir esperando,
sintiendo el consuelo que ella como Madre, nos ofrece, especialmente quienes
más han sufrido y sufren en nuestra sociedad.
Acojamos a María, la Virgen de Las Nieves, con un corazón
abierto escuchando sus palabras, de ayer y de hoy, que nos invita a seguir a su
Hijo Jesucristo: ‘Haced lo que Él os diga’ (Jn 2,5), porque Él es nuestra
esperanza, que no defrauda”.
“MARÍA,
CONSUELO Y ESPERANZA NUESTRA”
‘La Imagen amada de
la Virgen de Las Nieves visita tu pueblo. Te visita a ti, a tu familia, al
barrio y a su municipio que la tiene como alcaldesa Honoraria y Perpetua.
Quiere traer el “consuelo y la esperanza” a todos los
pueblos de nuestra querida isla de San Miguel de La Palma, marcada por el
volcán y su estela de dolor, sufrimiento, para hacer resurgir la ilusión en
todos los corazones.
Recíbela con alegría, con fe, con la devoción y mira en ella
la Madre de todo consuelo y esperanza, en este Año Lustral y Jubilar, de 2025’ (Final del Programa de la
Peregrinación y visita de la Santísima Virgen de Las Nieves a todos los
municipios de La Palma).
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