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miércoles, 21 de julio de 2010

FIESTAS LUSTRALES

  Mi ciudad, capital palmesana,
se prepara y se engalana
con gran pomposidad,
para recibir a la Señora,
pequeña y morena,
bonita como ninguna,
Santa Madre de Dios.


  Minué, danza y alegoría
componen la trascendencia
de unas lustrales fiestas
de añoranza, reencuentro
y entrañable grandeza.


  Bajada de la Virgen morena,
Reina de los palmesanos,
desde lo alto del monte
hasta el litoral ciudadano.


  Entras triunfalmente,
¡oh Virgen Soberana!,
a la Ciudad que te recibe
con honores de Capitana.


  El Castillo y la Nave a María
refrendan con salvas su entrada
por las calles hasta la plaza,
en dónde se canta la Loa,
delante de la fachada
de El Salvador, su morada.


  Los días transcurren en fiestas,
con Triduos y procesiones
de nuestra Madre querida,
pidiéndole bendiciones
los barrios que Ella visita.


  Virgencita de las Nieves,
te pido de corazón
que nos protejas a todos
hasta una nueva ocasión
de unas lustrales fiestas
de añoranza, reencuentro
y entrañable grandeza.


  El día de tu Onomástica
celebramos tu subida,
acompañándote hasta el monte
desde el litoral ciudadano,
a través de ese barranco
que lleva tu Santo Nombre,
dejándote en tu siempre morada
del Santuario del monte
con ilusión de volverte a ver
bajar por la Dehesa,
el Planto y la Encarnación
en la próxima Bajada,
de corazón anhelada.


A Senargio Castillo con afecto.

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