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domingo, 28 de noviembre de 2010

VOLCÁN TENEGUÍA

                              Cuando se cumple 39 años de su erupción volvemos a recordar aquellos días de actividad sísmica en la Isla. Fuecaliente y la Isla conmemoran la erupción más joven del país. Un acontecimiento que despertó la memoria de los que vivieron el de San Juan en 1949. Con previos avisos de volver a vomitar lava desde las entrañas de la tierra, con fuertes temblores registrados a las 14 horas y 30 minutos alertaron a los vecinos de esta localidad del Sur, que era el preludio de lo que sería un volcán. Surgen por cinco bocas diferenciadas, después de tres horas de telúricas sacudidas fumarolas y fuego a las quince horas, aproximadamente, el 26 de octubre de 1971. El municipio contempla lo rojizo del pétreo fluido deslizándose ladera abajo hasta las frías aguas oceánicas, alcanzando la costa en Los Abadejos y Percheles, haciendo que la superficie aumentase unos 3 kilómetros cuadrados. Más tarde, 10 de noviembre, surgen tres nuevos cráteres, que se suman al principal lanzando material a unos 600 metros de altura debido a las fuertes explosiones producidas por la obstrucción de la chimenea del edificio volcánico en la denominada zona de Bocas de Teneguía.
                              Veintiocho días de incesantes convulsiones asociada al monóxido de carbono (CO2), bombas, fuerte olor a azufre y una lluvia de cenizas fue la nota predominante. Se registraron casi 3000 movimientos de diferente intensidad. El espectacular fenómeno provocó que los habitantes del lugar abandonaran sus hogares en busca de refugio. Según los expertos arrojó a la superficie cuarenta millones de metros cúbicos de materiales. Cesó el 22 de noviembre, aunque sus manifestaciones gaseosas continuaron algunos meses después hasta completar su ciclo activo. No cabe la menor duda, que hoy para los fuencalenteros representa uno de los símbolos orográficos más importantes por el que se identifica al pueblo de referencia en todo el mundo, no en vano todas las excursiones y rutas programan visitas.
                              Después de hacer la anterior descripción, deseo destacar la importancia de los mismos en el paisaje de Canarias y, concretamente, en La Palma, que, por sus diversos contrastes y accidentes del terreno, tubos, formaciones irregulares… forman un complejo impresionante y una visión única y sorprendente. Conservándolos mediante medios adecuados son un atractivo turístico. No se está explotando de forma conveniente y pueden servir de interés real a un turismo ávido por la ciencia asociada al volcanismo o vulcanismo. Estas construcciones naturales carecen de una guía abierta a la observación y curiosidad científica. Fomentemos lo que tenemos con orgullo y conservemos al mismo tiempo un patrimonio privilegiado. Lo sostenible comienza por dar a conocer lo nuestro con criterios racionales y disfrutar de los recursos.

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