fecha

 

miércoles, 30 de mayo de 2012

FÉLIX DUARTE Y EL DÍA DE LA MADRE


                           De todas las islas canarias fue sin duda la de La Palma la que, durante muchos años, suministró relativamente el mayor volumen de iniciativas. Existe algunos rasgos significativos de la peculiar idiosincrasia del pueblo palmero. Es evidente que todos los canarios estamos marcados por una nativa condición, que no sé si es virtud o dolencia, de nuestra insularidad, conformados espiritualmente por ese diálogo inextinguible de cielo y mar. La belleza abrupta y grandiosa de su paisaje, que no excluye rincones de idílico encanto apacible, y su mayor riqueza forestal e hidráulica, que alberga una autonomía económica son factores naturales que se suman a los otros históricos para conjugarse en ese resultado final, definiendo el alma isleña, su inmersión en su pequeño y subyugante cosmos y en esa atracción, particular y acentuada afección por lo suyo.
                             Si hubo un soñador de sueños, un forjador de ilusiones y de estrellas, un dar la forma a lo inexistente cuando las montañas se transforman en llanuras y  estas en barrancos y playas, ese fue Félix Duarte Pérez (1895-1990) y no es hablar en vano, sino conceder lo justo por lo injusto y la razón a las más nobles tareas de la creación literaria y de la cultura en su pequeño solar patrio.
                             ¿Qué tienen en común el poeta, Breña Baja y la festividad de la Madre? Es un trinomio que encierra lo esencial y anecdótico dentro del marco de lo pregonado por un breñusco  de origen y de corazón, que emigró a las Américas, Venezuela y Cuba, donde publicó sus primeros versos en la prensa caraqueña. De regreso a Canarias en 1930 se distingue por su soltura métrica y semántica. Bohemio y amante de la tertulia, compartía el diálogo con la seriedad y amistad inhóspitas con alto afán de conducir la consecución de sus propósitos. Testigo del tiempo lo fue la Plaza de España y la Real Sociedad La Cosmológica, Santa Cruz de La Palma, mudo exponente de su condición de luchador y de relevante personalidad indiscutible y mediadora de lo real.
                             Se celebró en el municipio (Breña Baja) el Día esencial por excelencia de todos los naturales del pueblo, el 76º Aniversario. La singularidad del homenaje radica en el hecho de que fue en donde por primera vez en España se celebra, impulsado por el ilustre villero, siendo concejal y que a propuesta de él, según el Cronista Oficial, Julio Manuel Marante Díaz (1950), el 5 de abril de 1936, la Corporación municipal por acuerdo plenario adoptó tal resolución perenne, el tercer domingo de mayo. Cuenta en el núcleo principal (San José) con una plaza y un monumento conmemorando dicha fecha efímera.
                             Con el soneto MADRE, dedicado a su hermano Carmelo, rubrica el esfuerzo y la finalización de una obra:
                        Plasmó Dios, en tu rostro, tal portento
                      de belleza, de gracia y de ternura,
                      que aunque la vida es corta, en ti perdura
                      como en el arte humano el sentimiento.
                        Con el amor, la fe y el sufrimiento,
                      transformas en placer la desventura,
                      y nada hay comparable a tu dulzura
                      bajo la majestad del firmamento.
                        Símbolo de sublimes esperanzas,
                      tus caricias, sepultan desconfianzas
                      y engrandecen las rutas de la Historia.
                        Tu fervor es tan sólido y profundo
                      ¡que no se cansa de envidiarte el mundo
                      porque no cabe en él toda tu gloria!...
                             La Real Academia de la Historia solicitó, en 1947, por lo descrito anteriormente, se le concediera el título de Muy Noble y Honorable Villa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario