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martes, 31 de julio de 2012

PINCELADAS DE UNA ADVOCACIÓN MARIANA

                             Hemos llegado al meridiano en el cómputo de los meses, sobrepasando el solsticio de verano, que para unos supone llegar al máximo exponente en sus aspiraciones anuales y para otros conforma la plenitud antológica del ser humano. Para los primeros, es alcanzar el premio de las vacaciones y, para los segundos, es la inspiración en el espíritu de lo divino.
                             En Santa Cruz de La Palma, se celebra la festividad del Carmen, 16 de julio, con cierto carisma festivo para engrandecer una advocación mariana arraigada profundamente a los hombres de la mar. El tinte marinero es todo un símbolo, que nos recuerda el duro faenar de esa gente a merced del murmullo de las olas en conjunción con la caprichosa y blanca espuma de las escarpadas costas del litoral. Es una realidad palpable, sin componer un poema ni formar parte de la melodía de una sinfonía, de quienes la ejerce como un sustento personal y familiar y como una profesión, velando por la seguridad de los demás con voluntad de servicio.
                             Nos hacemos portadores en el conocimiento de algo convertido en tradición, que es embarcar la imagen de la Virgen. Es un momento emocionante, despertando la curiosidad por observar el itinerario marítimo a través de la bahía. La hermosa talla de 1824 del imaginero orotavense Fernando Estévez del Sacramento (1788-1854) se venera en la Parroquia Matriz de El Salvador, sustituyendo a otra dieciochesca de vestir esculpida alrededor de 1718 por Juan Manuel de Silva Vizcaíno (1687-1751) y que hoy se halla en la ermita de San Telmo como Nuestra Señora de La Luz, compone una obra clave en el marco reformista del sagrado templo iniciado por don Manuel Díaz  Hernández (1774-1863), presbítero beneficiado, enriqueciendo la imaginería en la capital insular con efigies de muy alto valor plástico y expresivo, párroco durante cincuenta y dos años, sin contar los once del destierro al que fue sometido en la isla de Tenerife en 1824 por motivo del discurso, denominado Exhorto, pronunciado desde el púlpito, el 11 de junio de 1820, a consecuencia de la proclamación de la Constitución de la Monarquía Española en nuestro país.
                             En España es patrona de la Armada Española con todos los honores y tiene un amplio historial, que le hace merecedora de leyendas y atribuciones por todas las clases sociales. La iconografía más conocida es la que muestra portando un escapulario.
                             La denominación  de esta manera procede del llamado Monte Carmelo o “viña de Dios”, que deriva de la palabra Karmel o Al-Karem y que se podría traducir como “jardín”. En esa cima de Palestina, coronada por un recinto sagrado, se honra a la Madre desde hace más de veinte siglos, siendo un promontorio que se adentra en las aguas del Mediterráneo formando un puerto natural.

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