La fortuna de
conocer a ese buque escuela de la Armada
Española (1922-1982), me supone una dicha recrear con satisfacción una pequeña
parte de mi vida. Traigo a la memoria una infancia en torno al puerto capitalino
de incesante faenar. No cabe la menor duda hacemos referencia a la mitad del
siglo pasado, cuando la penuria económica saboreaba un auge social de cierto
nivel.
Me ha llegado un
correo electrónico con una amplia biografía del mismo, que ha sido un volver a
mis primeros años, despertándome sentimientos adormecidos en mí como un profundo
bagaje de anécdotas, vivencias, motivos personales y familiares… que trato de
transmitir con la intensidad más sencilla y fiel a la historia.
El velero de tres
mástiles poseía un porte elegante con gran envergadura, capaz de llevar la
grandeza y capacidad patriótica de una nación más allá de los límites
ultramarinos del mundo. Sería embajador, ante los demás países, de la nobleza
de un pueblo en cualquier orilla con el pregón de libertad por el derecho a la
amistad de los españoles.
En varias
ocasiones fue notable su presencia en La Palma en sus singladuras por aguas
atlánticas, uniendo el nuevo y viejo continente, siguiendo los mismos
derroteros que muchos otros en la Carrera de Indias. Destacaron arriesgados e
intrépidos capitanes, admirados marineros, que sobresalieron por la maestría en
el dominio del manejo de esos complicados trapos, permitiendo a las naves
surcar el anchuroso océano para dar una civilización. En aquellas pretéritas
fechas sus vidas se desenvolvieron sobre la inquietante superficie, salpicados
de sal y bañados por la caprichosa y blanca espuma.
Haciendo mención a su historial y hoja de
servicio nos remitimos a un conjunto de datos muy interesantes. Se construyó en
Glasgow (Inglaterra) en 1896 con el nombre de “Glenlee”. Dos años más tarde, en
1898, cambió de identidad al pertenecer a un nuevo propietario como “Islamoun”.
En 1920 fue vendido a una compañía italiana, denominándose “Claraestrella”. Y,
por último, hasta tomar el estado actual, el 8 de marzo de 1922, lo adquirió la
marina de guerra española en Triestre por la cantidad de 650.000 pesetas y
bautizó, llamándose “Galatea”. Se utilizó, hasta 1928, de buque escuela de
guardiamarinas hasta ser relevado por el “Juan Sebastián Elcano”, quedando con
la misma misión asignada para las maniobras de aprendices marineros.
Con bandera inglesa unía las islas
británicas con Australia y Nueva Zelanda, realizando cuatro circunvalaciones y
cruzando dieciséis veces el Cabo de Hornos. El primer puerto que llegó, bajo el
pabellón español, fue el de Cartagena (Murcia), en diciembre de 1922.
Bahía de Santa Cruz de La Palma. 1931 |
Desde 1930 y hasta
el final de la contienda civil se pintó su casco de negro con una franja blanca
por debajo de la tapa de regala, hasta que volvió a lucir su fisonomía con el
mismo color de la indicada cenefa. Durante la Segunda Guerra Mundial, para
mostrar su neutralidad, lucía en sus costados la insignia nacional y de noche
navegaba iluminado para no ser atacado por los submarinos pertenecientes a los
países en conflicto.
El 8 de julio de
1931, fondeó en la bahía de Santa Cruz de La Palma, donde colaboró, su dotación
de a bordo, en la extinción de un incendio, que asoló la ciudad, y recibiendo
en 1943 la Medalla de Oro.
Puerto palmero. 1950 |
En esa fecha efímera fue adquirido por
el museo marítimo de Greenwich por ocho millones de pesetas y trasladado a
Glasgow, al año siguiente, y ser rebautizado originariamente (glenlee), es
visitado en condición de exposición naval para disfrute de niños, jóvenes y
mayores.
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