Es novedoso cuando alguien impacta en una sociedad como la
actual. Con grandes criterios de reformas lo asumió con preocupaciones,
responsabilidades y contratiempos Jorge Mario Bergoglio Sívori (1936), cuyo
interés es acercarse a los necesitados, tal cual nos dice el Evangelio. El
espíritu más cercano a los pobres es el mismo que tuvo el santo de Asís, que
convirtió en enseñanza perenne por entrega total al servicio de Dios en la
expresión sincera y alegre del alma.
Son muchos los ejemplos personificados, que han dado la
vuelta al mundo a través de las redes sociales como el abrazo a Vinicio, sin
repulsas ni trabas a las circunstancias del momento. La vida no posee el color
que deseamos, sino el sometimiento al presente con el sufrimiento del mal
corporal.
Siento admiración por su magnífica labor de eliminar
barreras, que impide aplicar justicia, caridad y, por supuesto, adaptación al
nuevo milenio, erradicando algunos asuntos turbios, que empañan el buen nombre
de la Iglesia santa, católica, apostólica y universal. Constancia, buen hacer y
coherencia son sus principales virtudes en sus opiniones y con la igualdad
entre las personas, conservando la capacidad de sorprender con lo que le parece
injustificable desde la paz de un pontífice.
Generoso y espontáneo consigo mismo y con los hermanos
desvalidos. Aclamado por los millones de muchos jóvenes en sintonía a las
nacientes inquietudes del nuevo y viejo continente.
Hace referencia a la comprensión y al perdón y con sus
argumentos incita a la tranquilidad y a la inspiración moral. Con todo
merecimiento fue seleccionado por la revista estadounidense Time como Persona
del Año 2013 (Person of the Year) por haber dado esperanza, carisma,
preocupación… Su reciente cumpleaños lo compartió desayunando junto a familias
sin recursos de subsistencia.
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