EL REMOZADO LITORAL CAPITALINO

                              Parece ser que ya va tomando forma la playa nueva del litoral de Santa Cruz de La Palma, porque desde hace semanas se estuvo depositando la arena negra en su suelo rocoso. Hay que recordar cuanto tiempo nos deleitó con su espuma blanca y aroma a salitre, contemplando a marea baja las algas, cangrejos, moluscos y el romper de las olas en el muro del paseo marítimo.

                              Hasta la pasada centuria fue la portada, entrada y salida de nuestra señorial ciudad en sus faenas de pesca y comercial. Hoy, lo sigue haciendo de otra manera y con gran actividad portuaria. Esa antigua postal marinera es irrepetible con sus barquitos varados en la orilla de cayados hasta la construcción de la avenida, década de los cuarenta, que en un futuro se transformará por un proceso ambicioso de cambio y progreso de un pueblo amante de nuevos aires de vida y cultura, como pulmón económico, turístico y social.

                              Lo vanguardista del proyecto nos amplía más el horizonte de conocimiento e historia. La mirada se ensancha hacia la mar, que nos baña y ofrece lo sensacional de su esencia, aglutinando nostalgia e imaginación en torno nuestro. Surgen los sueños y la desconfianza, concediéndonos una tregua, no sé cómo, repleta de dudas y afirmaciones jocosas.

                              Poco a poco se dibuja su silueta con meritoria exactitud. Se abre una ventana más al ocio y a la expansión de un entorno urbano. Un revulsivo favorable para dar un giro a las necesidades de modernidad y cercanía al usuario. Es, por lo tanto, un icono abierto a los buenos deseos de convivencia  y hermanamiento con los que nos visitan.