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domingo, 7 de diciembre de 2014

CAPILLA DE LA VENERABLE ORDEN TERCERA FRANCISCANA SEGLAR

Portería y torre conventual
                              Recientemente he visitado la capilla de la Venerable Orden Tercera Franciscana (V.O.T.), hoy, denominada Seglar, hermandad fundada en 1633, que fue restaurada para el disfrute, después de estar cerrada temporalmente, cuando el campanario alarmó con su ruina inminente en 1969 y  en marzo del siguiente año, se produjo el derrumbe de dos techos lignarios, que se alzaban detrás de la espadaña y por convenio firmado con el Cabildo Insular de La Palma en 1986 se finalizó las obras, reabriéndose el 25 de abril de 2000. Así fue en una inolvidable tarde para rememorar el tiempo pasado, transcurrido en mi juventud como miembro de su apogeo espiritual y de convivencia. Es una satisfacción retomar un patrimonio, que se había deteriorado.  
                              Soy terciario franciscano y me encuentro obligado a relatar a grandes rasgos la historia de este bello espacio, sencillo y recoleto, que guarda un arte imborrable, poseyendo corazón y sentimiento en muchos eventos cívicos y religiosos, creando huellas con humildad y aroma celestial a semejanza de las del Fundador. Por mi mente pasaron recuerdos referentes a hechos sociales relevantes y de estima a personas, que con su afán de servicio realzaron la actividad de la congregación en Santa Cruz de La Palma y en el resto de la isla.
Capilla Orden Tercera
                              Se halla anexa al Real y Grande Convento de la Inmaculada Concepción y junto a la portería, compartiendo el mismo espacio de entrada bajo la torre. Después de haber habitado los frailes, que acompañaron al Adelantado Alonso Fernández de Lugo (1456-1525), durante quince anualidades, en una pobre casa pajiza, en torno a 1508, emprendieron la construcción del mencionado cenobio, cuarto en Canarias y auspiciado por la reina Juana I de Castilla (1479-1555), que, en señal del ilustre patronato, ostenta en la portada principal el escudo del reino castellano.
                              No consta de una manera explícita el momento de su cimentación, aunque, por razón del sitio en que se encuentra, debió de haber sido fabricada conjuntamente con la anterior edificación en la fecha indicada. En 1737 fue ampliada, siete varas y media, y ensanchada con sacristía, sala para las juntas y un pequeño local, en virtud de la licencia concedida por el provincial fray Tomás de Castro, en 1736, en la que dispuso dejar un tránsito de dos de la mencionada medida de ancho, entre la fábrica y el recinto conventual, para pasar a la huerta y, 21 de diciembre, fue bendecida dicha reforma.
                              Su retablo mayor se hizo en 1734 por Francisco Lorenzo (El Rey), cuando el capitán Juan Massieu de Vandale y Monteverde (1671-1739) donó diez de la indicada longitud de raso verde de España para los velos y cenefas de tres nichos, que están en el mismo número de calles y constituye el ejemplo más antiguo de La Palma con soporte de estípites en su versión de pilar almohadillado, siendo Juan Manuel de Silva Vizcaíno (1687-1751) autor de su dorado y de las pinturas Santa Casilda, abrazo del Crucificado con el Padre Seráfico y Santa Isabel de Hungría, tres representaciones fundamentales, del segundo cuerpo y en la cornisa el icono de la comunidad, ajustado en 1747 con el hermano Claudio de Acosta y Lemos, cabo del castillo de Santa Cruz del Barrio, y de otras curiosas decoraciones chinoiseries con escenas profanas de las predelas, que le imprimen una excepcional belleza, pese a sus dimensiones modestas.
La Dolorosa. Detalle
                              La imagen de la Dolorosa, conocida popularmente como “Virgen de la Capilla”, que es de candelero y de vestir, mide 160 cm., es de Nicolás de las Casas Lorenzo (1821-1901), inspirada en “La Magna” de Fernando Estévez del Sacramento (1788-1854), imaginero orotavense, que se halla en la iglesia de Santo Domingo, exconvento dominico de San Miguel de las Victorias. Se comenzó a dar culto el 30 de marzo de 1866, saliendo el Viernes Santo desde la parroquia Matriz de El Salvador en la procesión Magna del Santo Entierro, siendo posteriormente trasladada, 14 de mayo de 1867. Está en el nicho central, saliendo el Miércoles Santo junto a la talla del Señor de la Caída por la noche. Acusa cierta tendencia neoclásica con un estilo bastante sencillo y un modelado suave. Anteriormente, el antedicho recorrido se hacía a las tres de la tarde del Jueves Santo, acompañado por los hermanos revestidos con su opa.
Lignum Crucis
                              A lo largo de las centurias se destacan distintas celebraciones en honor a los patrones, el Santo italiano  e Inmaculada Concepción; primer día de enero, festividad de los Santos de la Suerte; jubileo de la Porciúncula, 1 de agosto; Tránsito del Santo Fundador, 4 de octubre y Patrona General, 8 de diciembre. De manera variable en el Calendario Tercero, primer tercio del XX, habían como la Cuerda, segundos domingos de cada mes; Pascua de Pentecostés; procesión del Señor del Huerto, Domingo de Ramos; Fiesta de las Llagas, septiembre; rezo de la Corona y actos externos del Serafín, tercer domingo de octubre, y otras más.
San Francisco de Asís
                              Cito el patrimonio vigente con una breve descripción de conservación y deterioro. Comenzamos por Santa Margarita de Cortona, fechada en 1774, y San Buenaventura de Miyako, ambos de escuela canaria del XVIII y en proceso de restauración. La santa, policromada, un metro de altura y mejor exponente del barroco isleño, cercana al círculo de Domingo Carmona y Cordero (1702-1768), se transformaba en la Verónica. Hoy, no cabe la menor duda, que se cuenta con una efigie de calidad escultórica, al lado izquierdo del inmueble, del artista madrileño Andrés Falcón San José, tamaño natural y patrocinada por la familia de Felipe Antonio Massieu Tello de Eslava (1775-1847), saliendo en la Semana Santa de 1961. En los laterales del primer cuerpo se haya San Francisco de Asís, escuela montañesina, y San Francisco Solano, misionero en América y conocido como el Taumaturgo del Nuevo Mundo, junto a San José, probablemente, de tipología local. Existe, además, una escultura digna de interés de San Pedro de Alcántara, que se contempla en la pared derecha, siendo su cráneo y parte facial un magnífico estudio anatómico y su cuerpo fue elaborado con telas encoladas y doradas, y pienso que sea el mismo relieve escultórico de finales del XVII, ubicado en el muro del coro bajo del oratorio conventual, con un San Juan Evangelista, totalmente recuperado, cuya cabeza atribuida a Nicolás de las Casas y la policromía, manos y pies se debe al villero Jesús de León Cruz (1959), incorporándose en 2006, ya que antes lo hacía en el Calvario con el Crucificado de Manuel Díaz Hernández (1774-1863), para acompañar el cortejo procesional de la obra de Benito Hita del Castillo (1714-1784). Enfrente, sellada y resguardada en una pequeña hornacina, observamos la sagrada reliquia del Lignum Crucis, donado en 1933 por el hermano Rafael de la Barreda Díaz (1906-1963), acreditándolo documentalmente la cédula expedida en la ciudad de Roma, 4 de abril de 1778. Perteneció a Pedro Quintero Núñez, natural de El Hierro, capitán general y virrey de Manila, quien la envió a sus parientes y por herencia recayó en las manos de la familia Barreda. Recibía culto en fechas puntuales como celebridad del Patrón, noche del Amor Fraterno y en la tercera semana de octubre. Entonces, hacía el recorrido, bajo palio, por la plaza y, ahora, 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz, se traslada a la parroquia para la veneración por los fieles en el transcurso de la Eucaristía y viceversa. Y, por último, el lienzo de la Impresión de las llagas, óleo del XVIII, que estuvo en la homónima del Monte Alvernia.
                              Son más de tres siglos de existencia. Se han escrito unas páginas de gran hermosura en la historia de la iglesia. Debido a la capacidad limitada del recinto para muchos actos de cualquier índole, el gobernador eclesiástico del Obispado Nivariense, José Martín Méndez, en oficio de 25 de mayo de 1864, cedió el templo parroquial para todas aquellas funciones propias de su instituto. Se dice que eran tan numerosos sus miembros, que existían dos secciones una para hombres y otra para mujeres.
Grabado de la Familia Franciscana
                              Posee valiosos objetos de culto y el más rico archivo de todas las fraternidades. En la sala capitular, transformada en museo, encontramos joyas de extraordinaria importancia artística, social y cultural. Cuenta con un busto masculino de madera en aceptable estado de conservación atacado por insectos xilófagos, dalmáticas, capas fluviales, casullas, toisón de oro y manto del santo, crucifijos, custodia, lámparas, cruz de guía con las cantoneras e insignia de plata, al igual que las andas de baldaquino con el mismo metal repujado de orfebres canarios, siendo la pieza principal de la exposición, así como otros ornamentos y platería diversa. En la misma estancia nos postramos ante el Grabado de la Familia Franciscana, magistralmente tratado, siendo calcográfico a buril en cobre sobre un papel verjurado hecho a mano de singular iconografía y excepcional tamaño, fechado en 1626. Su autoría se debe al valenciano Fray Vidal de Alcira y está editado en Antuerpiae (Amberes).
                              Con este sencillo esbozo deseo colocar los eslabones de la cadena, para que permitan enlazar con una tradición tan fecunda y pensar que su lectura despierte en muchas generaciones la más generosa respuesta de continuar su obra para practicar el mandato del Señor.

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