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domingo, 25 de enero de 2015

CAPILLA DEL SEÑOR DE LA PORTERÍA

Señor de la Portería 
                              Siempre me ha cautivado saber su procedencia y el porqué de su interés convertido en leyenda. Desde muy joven, cuando era un estudiante de Bachillerato, me infundía respeto y curiosidad de ver lo que guardaba en su interior oscuro, tapiado por unos fuertes maderos, que impedían entrar. Observaba sigilosamente la mirada de los demás hacia ese rincón frente a la plaza. 
        En ella convergen tres factores únicos y dignos de mencionar, que son el religioso, devocional y artístico. El primero, señala su carácter fundacional del recinto conventual (a. 1530) por la Orden de padres predicadores, fray Domingo de Mendoza, evangelizador del Nuevo Mundo, tercero en Canarias, con la advocación de San Miguel de Las Victorias, en la zona opuesta a la que habían ocupado los franciscanos con anterioridad (a. 1508), en medio de los barrios de San Sebastián y San Telmo, en Santa Cruz de La Palma. El segundo, a través del tiempo, la más antigua de la Isla, y con bastante influencia de una población agradecida a favores recibidos y conforme a su fe. Y, el tercero, por la labor impresionista y de una visión sobrenatural de un fraile arropado por el anonimato, creando un crucificado, que solía rezar ahí, diariamente, se resiste a desaparecer y que se convirtió en milagroso.
Capilla. Momento actual
                              Continuando con la historia o relato nos remontamos a la llegada del Adelantado Alonso Luis Fernández de Lugo (1456-1525), que levantó en el sitio mencionado e historiado, respectivamente en este escrito, 3 de mayo de 1493, una ermita para perpetuar el nombre del Arcángel. Sirvió posteriormente de entrada o puerta al cenobio como portería, de donde proviene el nombre del oratorio y del Cristo representado en el mural frontal, pasando la imagen titular a la nueva construcción del templo Santo Domingo de Guzmán, cuya planta se completó a finales del XVI, y debido a la actividad desarrollada por fray Marcos, por un proyecto ambicioso, se le concede la autoría de la talla de San Miguel Triunfante, principios del XVIII, que preside el altar mayor y es para retablo, inacabada en su parte posterior, ataviado como un guerrero a la romana, armado y victorioso, transmite cierto aire refinado y palaciego, su modelado voluptuoso recuerda a los ángeles barrocos dieciochescos.
Banderín. Madrid
                              Es un Cristo yacente, cuya cabeza está inclinada sobre su costado derecho. La obra es un fresco con pinturas al temple. Su contenido patrimonial es un signo de respeto al pueblo palmero, transformándose en icono de la cultura sacra insular. Se trata de la primera efigie de tal iconografía. La figura posee una cierta similitud, según Alberto José Fernández García (1928-1984), con la que aparece bordada en un banderín perteneciente a las milicias de don Juan de Austria (1545-1578) y que se conserva en la Armería Real de Madrid.
                              El infortunio del edificio y con él la desidia del recinto sagrado, siendo vendido a los particulares y a la construcción del Instituto de Enseñanza Secundaria Alonso Pérez Díaz, no ocurrió lo mismo con el homólogo de la Inmaculada Concepción, se desarrollaron una serie de hechos, que analizamos cuidadosamente.
Señor de la Portería. Detalle
                              La responsabilidad de su conservación por el estado actual, avanzado deterioro, es preocupante. Sólo, se observa la corona de espinas  y la palabra INRI. Lo demás lamentablemente borrado con algunas reminiscencias pictóricas originales, trozos de sostenimiento a base de cemento fraguado y graffitis fraseado. En él hubo otros grabados de San Juan evangelista, Dolorosa, San Luis Beltrán y Santo Tomás desaparecidos. El discípulo y la Virgen formaban la escena del Gólgota y las otras figuras, a ambos lados, en las paredes laterales.
                              Por la demolición del muro surgieron diversos cargos de conciencia entre los obreros y graves problemas con los cientos de fieles recelosos del peligro, que pudiera tener la integridad del mismo, en el traslado a su pretendida ubicación.
                              En los últimos años se realizó un adecentamiento para acomodarlo al pequeño aforo y abrirlo al culto y contemplación el Miércoles Santo por la mañana, aunque antes fue una visita matinal obligada del solemne Jueves del Amor Fraterno. Hoy, en horario de tarde, se puede ver cada jueves y viernes sin cita previa.

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