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domingo, 21 de febrero de 2016

PEDRO LEZCANO

                              El Día de las Letras Canarias 2016 está dedicado a Pedro Lezcano Montalvo (1920-2002), madrileño y afincado en Las Palmas de Gran Canaria, escritor y poeta, que supo manejar con maestría varios géneros narrativos, alcanzando con los recursos más elementales un excepcional nivel de convocatoria, una popularidad infrecuente entre un vasto auditorio que conoce sus textos, los ha asumido y hasta los ha empleado como lengua común y solidaria. Su obra es reveladora, en distinto ámbito literario, de los rasgos de canariedad y humor característico, destacando una lírica que ha trascendido de su apariencia escrita hasta las artes plásticas.
                              Excelente protagonista de tal efemérides, merecedor de las palabras dignas de elogio y prestigio de tan alto grado de reconocimiento para el Premio Canarias de Literatura de 1989, Gerardo Diego dijo: “Para mí no hay duda de que Lezcano es uno de los primeros poetas de España hoy día. No veo ninguno que le supere en emoción ni en elegantísima sobriedad ni en profunda riqueza de ideas y sentimientos. Porque Pedro Lezcano es de los raros poetas que, como quería Unamuno, siente el pensamiento y piensa el sentimiento”.
Pepe Dámaso. Cuadro
                              Refiriéndose a su prosa, José Domingo pronuncia lo siguiente: “Los cuentos de Pedro Lezcano lo son en el más clásico concepto del género… Cuentos de imaginación fértil, de ideación ingeniosa, de trama reflexiva, de coletazo irónico. Pues la ironía suele ser la rúbrica de la consideración inteligente de las cosas. Todo contribuye a esa feliz conjunción de inteligencia, lirismo y ternura, contenida ternura que hace… una de las muestras más deliciosas y brillantes del actual panorama de nuestra narrativa breve”.
                              “Junto a una poesía que, por lo general, atiende a la pura delicia del verbo, aparecen las densas composiciones junto a una lírica aficionada señaladamente  a la interjección y al luminoso epíteto, la obra de Pedro Lezcano es fundamentalmente conceptual, pero su tendencia especulativa coexiste milagrosamente con el impulso lírico” (Ventura Doreste, Revista del Museo Canario, Sobre el poeta Pedro Lezcano).
                              Ante tales comentarios, no podemos dejar de mencionar el de Lázaro Santana, durante una semana cultural organizada por Solidaridad Canaria, que se expresó en los siguientes términos: “La canción siempre va implícita en los versos de Lezcano. La canción y con frecuencia una determinada ideología no identificable políticamente, pero adscrita a una forma de entender la vida y la dignidad humana desde un punto de vista estrictamente ético, en defensa de los valores esenciales del hombre, frente a la corrupción, el desdén y el abuso que implica el poder”.
Poema de la Maleta. Monólogo
                              Definitivamente pasado los años se convirtió por propia iniciativa personal en isleño asociado a lo novedoso y de acento canario. Su trayectoria profesional se convirtió en un punto preferente para los grandes acontecimientos, que hicieron de las Canarias un bullir cotidiano en lo nacional e internacional del momento, teniendo de por medio la contienda civil y la segunda guerra mundial, quiso comenzar un destino más ventajoso en pro de lo social y cultural. Lo hicieron Hijo Adoptivo de Gran Canaria, Santa Brígida y Las Palmas; miembro de la Academia Canaria de la Lengua y Doctor Honoris Causa por la ULPGC (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria). El reconocimiento popular le dio nombre a una calle y colegio de infantil y primaria de la capital provincial.
                              Antes de finalizar y en su memoria transcribo los primeros y últimos versos de su monólogo Poema de la Maleta:
Yo tengo preparada la maleta.
                 Una maleta grande
                 de madera.
                    La que mi abuelo se llevó a La Habana,
                 mi padre a Venezuela.
                    La tengo preparada: cuatro fotos,
                 una escudilla blanca, una batea,
                 un libro de Galdós y una camisa
                 casi nueva…
                    La tengo ya cerrada y, rodeándola,
                 un hilo de pitera.
                    Ha servido de todo: como banco
                 de viajar en cubierta,
                 y como mesa y, si me apuran mucho,
                 como ataúd me han de enterrar en ella.
…/…            ¡No quiero más maletas en la historia
                  de la insular miseria!
                     Ellos, ellos,
                  que cojan ellos la maleta.
                     Los invasores de la paz canaria
                   que cojan la maleta.
                      Los que venden la tierra que no es suya
                   que cojan la maleta.
                      Los que ponen la muerte en el futuro
                   que cojan la maleta.
                      Que cojan la maleta,
                   ¡que cojan para siempre la maleta!

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