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domingo, 5 de enero de 2020

LA HISTORIA DE UN TIEMPO PASADO

Plaza del Chicharro
                              El domingo, 24 de noviembre de 2019, me comprometí a leer la prensa provincial como siempre, llevándome una sorpresa por el cambio experimentado por medio del proceso de márquetin (marketing) de la portada e interior del periódico EL DÍA, que me ha maravillado en presencia y contenido en la estrategia empleada para su comercialización y posterior estimulación de su demanda. Al dejarse de editar el matutino La Opinión de Tenerife se ha incorporado esta denominación a su cabecera, siendo ahora: EL DÍA LA OPINIÓN DE TENERIFE.
                              En su página número 33 me hallo un excelente trabajo del prestigioso periodista Juan Cruz Ruiz (1948) con el título “EL DÍA, de la Calle del Norte a los helados de Ascanio”, que enseguida me estimuló mi mente a recordar una etapa por esos alrededores de Santa Cruz de Tenerife. Digo esto, porque le tengo un estimable cariño por las numerosas publicaciones de mis trabajos en prosa y poemas, cuando era director del mismo Ricardo Acirón Royo (1943-2015), cuya sede, empresa Leoncio Rodríguez, se encuentra en la avenida Buenos Aires. En La Rosa desempeñaba mi labor de profesor en el colegio Onésimo Redondo, situado entre dicha vía y Santiago y es un edificio que presenta una nobleza de formas y unos acabados únicos para la época, obra del arquitecto y urbanista granadino Antonio Pintor Ocete (1862-1946), y me hospedaba en San Francisco, una casa cercana a la fuente de Isabel II y a La Marina.
Plaza del Príncipe. Templete
                              Son momentos que guardo en mi memoria del viejo Santa Cruz cuando la calle Norte poseía otra fisonomía distinta a la de hoy, conocida por Valentín Sanz, y con las homónimas de Tigre y San José, perpendiculares a ella. Leía, también, LA TARDE, que compraba de camino a mi pensión, y oía la voz de los chavales anunciando la venta de la JORNADA DEPORTIVA.
                               Pasando entre Castillo y la plaza del Chicharro hacia la del Patriotismo, al lado izquierdo veo la fachada de la antigua redacción periodística y frente a ella el inconcebible bar el Águila con una gran terraza para el ocio y disfrute de los clientes, dándole cierto aspecto bullicioso, atractivo y moderno a un trozo callejero y céntrico de la ciudad. Más allá, donde está la construcción de CajaCanarias (CaixaBank), fue el solar del cine Parque Recreativo hasta 1973 y al comienzo de la siguiente arteria el Royal Victoria.
                              Al empezar el Pilar existía Galerías Preciados de tipo privado, tomando el nombre de calle Preciados de Madrid, fundada el 5 de abril de 1943, surgiendo mucho después los Anexos, por Pepín Fernández como grupo español, desaparecida el 24 de noviembre de 1995 tras declararse en suspensión de pagos, con productos textiles, alimentación, droguería, perfumería, complementos, y electrodomésticos entre otros. Fue absorbido por su competidor El Corte Inglés, trasladado a la avenida 3 de Mayo, se dedica a la distribución mundial con gestión en España compuesto por empresas de distintos formatos, siendo el principal el de grandes almacenes, seguido por el de la venta en internet.  
El Parque Recreativo. La Rosa
                              En ese devenir lento de los días, pendiente de lo que ocurriera en la agitada Europa, protagonista de dos guerras mundiales, en medio de agitadas manifestaciones sensacionalistas, había más de una veintena de salas con pantalla grande, algunas de barrios. El cine se concibió como una nueva manera de ocio, que durante los años 60, las familias y las parejas llenaban las salas cinematográficas. Se contó con un horario a elegir para todas las proyecciones en general: “El matinal del domingo y festivo a las 16,30 horas y de lunes a sábado a las 18,30; 20,30 y 22,30 horas, respectivamente, empezando cada función con el concebido NODO. Si el largometraje era grande se cambiaba para las 18 y 21 horas”. La autorización de  APTA o NO APTA dependía de ser para todos los públicos o para mayores de 16 y 18 años.
                              Matizando un poco el argumento de lo relatado nos queda decir que hoy sólo contamos con el Víctor y Yelmos en el Centro Comercial Meridiano. Según fuentes acreditativas afirman que esta paulatina e inexorable desaparición  de los mismos nos ha impulsado a lanzar una mirada llena de curiosidad para los más jóvenes y de nostalgia a otras generaciones. Con el quiosco de la glorieta de El Príncipe de Asturias y de prensa, carritos de chucherías y helados… se creó un entorno social, bullicioso y variopinto con personajes comunes y hechos, que contribuyeron a un cambio radical y que disfrutamos en este siglo XXI.

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