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domingo, 15 de marzo de 2020

TERESA DE CALCUTA

                              Comentar lo extraordinario de una persona es identificarse con su vida, con hechos y momentos que nos traen los recuerdos y nos alientan a buscar horizontes de dimensiones inconmensurables.
                              ¿Teresa de Calcuta fue una mujer con dotes especiales? No cabe la menor duda, que tenía una capacidad de trabajo envidiable y con un afán de llegar a donde era imposible hacerlo sin medios materiales. Allí, en lugares inhóspitos, se presentaba empuñando un único signo visible que era el amor a los necesitados. Allí, en donde había hambre, pobreza, enfermedad…, estaba con sus manos tiernas y abiertas llenas de compasión y comprensión, atentas a dar alivio físico y espiritual.
                              La bondad y la entrega total, hizo de ella un símbolo de mujer abnegada, en favor del bien social. La entrega por conseguir la salud del cuerpo y del alma, entre los marginados y no pudientes de un lugar populoso y problemático, hizo colmar el crisol de sus aspiraciones.
                              Fue difícil concebir un egoísmo absoluto ante una realidad palpable y por eso la santa Teresa de Calcuta (1910-1997) o madre Teresa, cuya festividad se celebra el 5 de septiembre, fue canonizada solemnemente en la mañana del domingo, 4 de septiembre de 2016, en la plaza de San Pedro por el papa Francisco, por lo que transcribo las palabras del Pontífice: “Es urgente promover una cultura y una política de la solidaridad que comience en lo íntimo de cada uno, en la capacidad de dejarse interpelar por quien se encuentra en la necesidad”.
                              Fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad y recibiendo los premios Nobel de la Paz, Bharat Rahna y Más, supo asumir las carencias ajenas, haciendo llegar su ayuda a los que se hallaban sumergidos en la miseria, porque la mayor crueldad es no preocuparse por los demás, no importarnos lo que sufran, ignorar que mueran…
                              “No es lícito resignarse al inmoral espectáculo de un mundo deshumanizado, en el que todavía hay gente que muere de hambre, que no tiene viviendas ni la instrucción más elemental, que carece de los tratamientos necesarios en caso de enfermedades y trabajo”.
                              “Dirigir la atención hacia uno de los grandes retos que claman a nuestra conciencia, el contraste intolerable entre esa porción de la humanidad, que goza de todas las ventajas del bienestar económico y la masa enorme de cuantos viven en condiciones de extrema indigencia”.
                              Esas y otras reflexiones aumentan el afán de amor a los demás, profundizando en la mente del escolar palmero, porque su memoria fue plasmada en murales, una vez ocurrido su fallecimiento.
                              El Santo Padre Juan Pablo II deseó beatificarla, 19 de octubre de 2003, por la gloria de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, siendo un sentir unánime en el corazón  de todos los católicos de La Palma que conscientes de la trayectoria de la santa, aúnan su ímpetu para clamar al cielo por sus virtudes.

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